Se trata de una mujer subsahariana de entre 25 y 30 años de
edad, que podría llevar al menos unos 15 días ahogada y sin
aparente signos de violencia que pudiera, apriori,
determinar alguna otra causa de muerte distinta a la de
ahogamiento por inmersión.
El caprichoso mar la ha traído hasta Ceuta depositando su
cadáver en las escolleras de la Ribera. En concreto, en la
misma punta e incrustada entre las piedras, de modo que
resultaron extremadamente complicadas las tareas de rescate.
Agentes submarinistas de los GEAS de la Guardia Civil
lograron finalmente traerla hasta la orilla donde agentes de
la Científica, forense y juez esperaban para verificar y
levantar el cadáver.
La odisea se inició alrededor de las 16’30 horas cuando el
pescador portugués, Francisco Paulo Silva, residente en
Ceuta se percató de la presencia de un cuerpo hundido entre
las piedras. Dejó sus bártulos y se aproximó hasta la
Comisaría de Policía donde una subinspectora logró acceder a
la dificultosa zona. Al mismo tiempo, agentes de la Policía
Local llegaban al lugar para certificar también el cadáver
absolutamente deteriorado y desnudo de una mujer [había
dudas]. Avisado el Servicio Marítimo de la Guardia Civil y
comprobado el suceso quedó competente para las tareas de
rescate del, por entonces objeto no definido totalmente.
Sólo las maniobras de los GEAS entre las escolleras, con las
dificultades añadidas del oleaje que rompía sobre las
piedras y la cada vez más complicada labor por la falta de
luz solar [18’15 horas], pudieron finalmente rescatar el
cuerpo y trasladarlo remolcado hasta la misma orilla de la
Ribera donde esperaba el equipo científico de la Guardia
Civil, el médico forense y el juez.
En espera de un examen forense más amplio, se trata de una
mujer subsahariana de entre 25 y 30 años.
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