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OPINIÓN - SÁBADO, 29 DE DICIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Tiempos de magos

Por Quim Sarriá


Estamos en horas bajas para hacer cualquier esfuerzo que implique el uso de la fuerza bruta. Encadenar tres comidas principales y de abundante recetario en tres días, conlleva una serie de digestiones difíciles, más difíciles cuando se llega a cierta edad en que el estómago nos puede decir “¡basta!”. Confieso que, como ya no soy joven, mi estómago ya no tiene la capacidad de antaño para almacenar alimentos, fuertes por añadidura, que complican la digestión.

La cena de Nochebuena, la comida de Navidad y la comida de Pascua (en Catalunya el día 26 es festivo a todos los efectos) suponen un compromiso familiar ineludible… y un compromiso voluntario de tragar en plan pantagruélico.

En el reposo subsiguiente a todo eso pasa uno por escuchar, leer o visionar las noticias de estos días navideños que para muchos no lo son. Noticias escalofriantes que conlleva la necesidad de buscar soluciones definitivas que conduzcan hacia una paz verdadera y no de palabras vanas.

Empezaré por la premonición que tuve años atrás y que vertí en una teoría publicada en un diario con el que colaboraba entonces. Entonces escribía de que los atentados de las torres gemelas de Nueva York no podían haber sido cometidos por terroristas árabes por muy diversas cuestiones técnicas que hacían totalmente inviable la acusación en sí misma.

Hoy en día, algunos miembros de aquella Comisión de Investigación sobre el atentado del 11-S, ya disuelta, denuncia la obstaculización de sus investigaciones y trabajos científicos por parte de la propia CIA, a instancias de la Casa Blanca, y la destrucción de innumerables pruebas, sobre todo vídeos de los interrogatorios a los que fueron sometidos supuestos terroristas, así como el borrado sistemático de muchos archivos informáticos de las memorias internas de los PC’s con los que trabajaron los investigadores.

Esos hechos ratifican, en su mayor parte, lo que escribí en su día tras un concienzudo análisis, dentro de lo que se podía hacer, de aquellos atentados y la premonición que tuve en su momento. Análisis apoyados en mi experiencia en la técnica constructiva, en la parte de demoliciones de edificios. Insistía, e insisto aún, de que era totalmente imposible que unos terroristas acertaran de lleno en el punto “G” de un edificio para que éste se derrumbara, ¡y fueron dos!, de manera perfectamente controlada sin que afectara a los edificios de su alrededor. Que fuera pura casualidad podría ser si hubiera sido un solo edificio, pero acertar en dos edificios cuya altura máxima era de 526,3 m, con un área total de 800.000 m², con 198 ascensores y 110 pisos por torre, cuyo diseñador, el arquitecto de origen japonés Minoru Yamasaki, aseguraba que resultaba muy difícil acertar de lleno en su derrumbamiento.

Que aquél horrible atentado tuviera lugar en un momento oportuno en el que las torres estaba prácticamente desocupadas (sólo estaban en su interior aproximadamente 1800 personas y casi todas en las plantas pertenecientes a una compañía de auditoria que estaban estudiando las cuentas del Gobierno estadounidense) ya que en un día normal suelen concurrir más de 100.000 personas en cada torre, entre empleados de las diversas empresas ubicadas en las mismas hasta turistas, y si tenemos en cuenta de que en cada una de ellas trabajan de manera fija unas 55.000 personas…

Muchas razones técnicas avalan mi criterio de que los atentados fueron realizados por gente interna, tal vez de la CIA para cubrir objetivos más grandes de la Casa Blanca, que no por terroristas árabes por muy preparados que estuvieran. El punto exacto de derrumbre de cualquiera de las torres estaba ubicado en el cruce de diveros factores de gravedad y sólo un mago, ajeno al sistema de construcción de edificios de alto riesgo, podría acertar. Para ello se tenía que estudiar concienzudamente todos y cada uno de los puntos gravitatorios, acertar con las coordenadas de disparo en el punto exacto y planificar el vuelo con aviones prácticamente ingobernables para un ataque de esa naturaleza… ¿han tenido Vds., queridos lectores, en cuenta que la mayoría de los fallecidos eran oriundos de otros países? Mediten, señores, mediten.
 

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