Omejor dicho, relaciones
inexistentes, a partir de ahora, van a ser las que mantengan
el presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta y el delegado
del Gobierno.
Y no creo que sea el mejor momento para esa ruptura de
relaciones, lo primero por los días en los que nos
encontramos, en los que las palabras más pronunciadas son
PAZ, FELICIDAD y AMOR.
Pero aquí, esta terna de vocablos no parece tener acomodo en
las relaciones existentes entre ambos, con lo que, si
rectificar es de sabios, cada uno desde su parcela podría
hacer un esfuerzo y dejar de lado, de momento, esas
discrepancias que en nada benefician a los dos cargos más
importantes de la Ciudad y mucho menos a posibles acuerdos
que mejoren lo que es Ceuta hoy y lo que pretende ser en el
futuro.
Decíamos que no eran los mejores días para estas
discrepancias, por las fiestas que vivimos y, además, cuando
estamos a poco más de dos meses de unas elecciones generales
que ganarán uno de los dos partidos a los que pertenecen
Vivas o Arreciado, no sería lo más potable que si sigue uno,
dos o los años que sea el delegado del Gobierno, señor
Arreciado, los únicos contactos que tuviera con la Ciudad
Autónoma fueran los de simple protocolo, o si las elecciones
dan como vencedor al PP y, por tanto, se cambiara de
delegado del Gobierno, que el señor Arreciado se fuera de
Ceuta con el mal sabor de boca que ha ocasionado esa falta
de entendimiento.
Desde hace casi 30 años conozco a Juan Vivas y sé que,
aunque es tranquilo, tiene su personalidad y no se deja
comer el terreno de su parcela, pero también sé que es
difícil enfadarse con él, porque tiene el temple necesario
para, en momentos complicados, actuar con moderación,
tranquilidad y no dejarse llevar por el primer impulso.
Particularmente, con el señor García Arreciado no he hablado
nunca, desconozco como actúa en el frente a frente, y
lamento que hasta ahora sea con el único delegado del
Gobierno de los que he conocido en Ceuta con el que no tuve
ningún contacto para nada. No hubo esa oportunidad y debo
decir que de cuantos delegados del Gobierno conocí en Ceuta
con el que más contactos tuve y siempre muy cordiales fue
con Pedro González Márquez, con el que en repetidas
ocasiones hablé en la Cadena COPE, cuando yo dirigía los
deportes de esta radio en Ceuta.
Con todos los demás, las relaciones han sido cordiales, pero
escasas, incluidas las que mantuve con mi paisano y conocido
desde hace muchos años, Jerónimo Nieto.
Viene todo eso a cuento de que yo no sé por donde habrán
comenzado esas desavenencias entre estos dos “pesos pesados”
de la política local y que, debo decirlo y repetirlo:” Por
el bien de Ceuta, están condenados a entenderse”, y si no
ellos como personas, al menos las instituciones de las que
son los máximos responsables.
En palabras de García Arreciado, hay victimismo,
refiriéndose a Juan Vivas y lamento no estar de acuerdo en
esa interpretación, ni por las palabras ni por los hechos
del presidente de la Ciudad, porque a Juan Vivas se le puede
acusar, como a mí, de no medir 1,95 metros, pero de ir de
víctima por el mundo, en absoluto, como tampoco se le puede
acusar de dejarse influenciar por ideas radicales. Seguro
que no.
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