Las aulas de los centros educativos están siendo noticia en
los últimos tiempos por incidentes protagonizados por
alumnos y profesores. Una serie de actos de acoso, violencia
y fracaso escolar contra los que quiere luchar la
Administración. Uno de los elementos diseñados por el
Ministerio de Educación es el ‘Curso de Formadores para la
Convivencia Escolar’ cuya primera fase se puso en marcha el
año pasado con la presencia de dos representantes ceutíes:
el profesor del Instituto Camoens, Manuel Calleja Salado, y
un representante de la Federación de Asociaciones de Madres
y Padres de Alumnos (FAMPA) de la ciudad.
Bajo la fórmula de la formación en cadena, el Ministerio de
Educación y Ciencia (MEC) pretende instruir a los padres y a
los educadores para que estos mismos puedan ser los que, a
través de una serie de programas en casa y en las aulas,
fomenten valores de convivencia y tolerancia entre los más
pequeños. Así, el MEC calcula que a lo largo del curso
2007/2008 y con la formación en cascada, unos 15.000
docentes serán instruidos. Los encargados de hacerlo serán
profesores como Calleja Salado, uno de los 62 participantes
en la primera fase de instrucción organizada por el
Ministerio.
Otro de los instrumentos que el Ministerio ha puesto en
marcha para eliminar los problemas radicados en las aulas es
el Observatorio para la Convivencia. Esta herramienta sirve
para la recopilación de datos y documentación de cara a
analizar la evolución de la violencia escolar en los centros
del país.
El representante ceutí explicó a EL PUEBLO que esta segunda
etapa se iniciará en el mes de enero o de febrero “a más
tardar”, aunque precisó que es una decisión que dependerá de
la Dirección General del Ministerio en Madrid. Según explicó
Calleja Salado, la intención es la de instruir a
representantes de todos los centros educativos de la ciudad.
No obstante, la selección es una materia que compete también
al MEC. Una vez se transmitan los conocimientos a los nuevos
participantes, éstos tendrán que confeccionar, en horas
libres de su labor docente, un plan de convivencia
específico para su centro. El periodo de formación no será
excesivamente largo ya que, según confesó Calleja Salado,
“tenemos ganas de empezar a trabajar con los alumnos”.
Un curso entero de formación
Este profesor sevillano recordó cómo decidió participar en
esta iniciativa pionera del Ministerio de Educación. “Entré
a formar parte del programa por una invitación formal que me
hizo el jefe de la Unidad de Programas de la Dirección
Provincial”, reseñó. No es menos cierto que este reunía los
requisitos que el MEC buscaba, entre los que destacaba su
experiencia y su calidad de docente en activo.
Una vez dentro, la etapa de formación a los instructores de
las 18 autonomías participantes (todas salvo Madrid) se
desarrolló durante casi un curso académico. Ello suponía
desplazamientos a la capital varios fines de semana al año,
según explicó.
Calleja Salado encontró “positivo” que la participación en
el programa no se haya enmarcado sólo a los docentes de la
Enseñanza Pública. “La etapa de formación ha contado con la
presencia de representantes de confederaciones y
federaciones de centros privados. Esto ha hecho que se trate
de un programa con un diseño muy amplio y plural”, valoró.
Esta circunstancia significa, para el docente, aportar
nuevos prismas de visión y de solución de problemas.
El programa se ha configurado para ser abierto y
heterogéneo. Así, no habrá un modelo único de formación en
convivencia para todo el territorio de aplicación. Haberlo
echo de otra forma habría sido un “error”, según Calleja
Salado, puesto que existe una gran diversidad a lo largo y
ancho del país y en cada uno de los centros de las
comunidades.
Una vez finalizada la etapa de formación a los instructores
representantes de las regiones participantes es tiempo de
hacer valoraciones. El docente ceutí quedó satisfecho de
dicho periodo y consideró que en términos la calidad de las
ponencias y de los asistentes al curso fue “máxima”. Además
destacó que se plantearon debates “muy enriquecedores”.
Ceuta no es tan distinta al resto
La etapa inicial del programa posibilitó la presencia de
representantes de todas las regiones en un foro de debate
sobre la educación. La exposición de las problemáticas de
los docentes ha servido al profesor del Camoens para
concluir que los puntos débiles de la Educación ceutí no son
tan diferentes a los que puedan darse en territorios
cercanos como Andalucía. “La heterogeneidad cultural de
Ceuta no implica, como algunos pueden llegar a pensar, unas
formas de convivencia diferente, más bien los contrario”,
sentenció.
Calleja Salado se refirió a elementos como el informe del
Defensor del Pueblo para sostener su teoría. Según la
documentación examinada por el docente del Instituto Camoens,
los datos recogidos en el último informe del Defensor del
Pueblo no denotan diferencias específicas.
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Manuel Calleja Salado, el primer eslabón de la cadena de
instrucción
Manuel Calleja Salado, profesor de
Filosofía del Instituto de Enseñanza Secundaria Camoens es
el primer eslabón de una cadena de instrucción. Este
sevillano cuenta con cuatro años de experiencia docente en
Ceuta. Un tiempo que ha dedicado en exclusiva al Camoens ya
que no ha pasado por ningún otro centro. Calleja Salado es
de la opinión de que Ceuta cuenta con sus especificidades
pero no resultan en diferencias significativas con respecto
a las problemáticas que subyacen en los centros educativos
de las regiones cercanas. Este se mostró gratamente
impresionado por la calidad humana de los distintos
componentes de la comunidad educativa de la ciudad. Es uno
de los motivos por los cuales se siente a gusto en Ceuta y
no piensa en marcharse a otra ciudad.
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