Tras un último trimestre del año marcado por las polémicas
en las que se ha visto envuelto con el presidente
venezolano, Hugo Chávez, y Marruecos a cuenta de su viaje a
Ceuta y Melilla, el Rey Don Juan Carlos aprovechó su
tradicional discurso de Navidad para “resaltar la intensidad
de los vínculos que nos unen a nuestros vecinos del
Mediterráneo, nuestra amistad y plena cooperación”.
Juan Carlos I aprovechó anteayer por la noche su tradicional
discurso de Navidad para “resaltar” tras la polémica surgida
con Rabat a raíz de la visita de Sus Majestades a Ceuta y
Melilla “la intensidad de los vínculos que nos unen a
nuestros vecinos del Mediterráneo, nuestra amistad y plena
cooperación con sus legítimas ambiciones de mayor desarrollo
y bienestar”
El monarca quiso igualmente manifestar explícitamente su
“respeto” por todas las identidades después de que el
presidente venezolano, Hugo Chávez, le acusara durante las
últimas semana de intentar resucitar el imperio colonial
español: “Éste es un momento para reafirmar nuestros
sentimientos de hermandad con todos los países y pueblos
iberoamericanos”, dijo, “y para subrayarles de corazón,
nuestra cercanía, nuestra admiración y respeto hacia sus
respectivas y sólidas identidades y, sobre todo, nuestra
apuesta solidaria con su futuro. Nada de lo que afecta a
América nos es ajeno”, proclamó el Rey.
Conciencia social
Además de lanzar una nueva llamada a la unidad frente al
terrorismo, en una alusión directa a los problemas de los
conocidos como “mileuristas” y los colectivos más
vulnerables, como los pensionistas, el Rey reclamó a las
distintas Administraciones que redoblen sus esfuerzos para
dar respuesta a las carencias que afectan especialmente a
“los más jóvenes y mayores” ante las “fluctuaciones
económicas”. Su Majestad destacó que su petición no se
refiere sólo a “la lucha contra la pobreza y la exclusión,
sino a continuar profundizando en las medidas frente al
desempleo, la carestía de la vida, los salarios más bajos,
las desigualdades, o las diversas necesidades sociales y
asistenciales”.
Consciente de la situación a la que se enfrentan miles de
ciudadanos en su vida diaria, el Monarca ha demandado una
mayor calidad de la educación, que responda a las legítimas
aspiraciones de promoción personal y asegure y amplíe el
bienestar.
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