Estaba invitado por mi amigo, aunque no exclusivamente ya
que estaban invitados todos los ceutíes que quisieran acudir
al evento, cuyos ancestros eran vecinos y amigos de mis
propios ancestros allá por la plaza de Azcarate, donde hoy
se encuentra el colegio Lope de Vega. Entonces existía una
gasolinera que era de mi abuelo y posteriormente de mi
padre. Al lado mismo estaba un bar cuyo propietario era
ascendiente de mi amigo. Estoy hablando de Paco Sánchez
Montoya, cuyo hermano fue compañero mío del fútbol de
aquellos años 60 en el “54” y en el “Alfonso Murube”.
Acudí a la presentación del libro “150 años de fotografía en
Ceuta” en el Salón de Actos del Palacio Autonómico de la
Ciudad. Conmigo, aparte de mi mujer e hijo, acudieron muchos
ceutíes que casi llenaron el salón.
La crónica del acto, propiamente dicho, la dejo para los
compañeros profesionales de la cosa esa de la información.
Yo me limito a expresar en éste rincón mi parecer sobre éste
acto que me gustó plenamente, a pesar que en algunos
momentos de los pasajes del discurso dado por el propio Paco
Sánchez no pude captarlo bien, por culpa del monitor del
portátil que le tapaba la boca, parte del cuerpo
imprescindible para mí, debido a que leo los movimientos de
los labios mejor que la captación del sonido a pesar del
auricular.
Todo perfecto, menos la evidente ausencia de nuestras
autoridades que parecen condenadas a ser siempre ignorantes
con cuanto se entiende por cultura de verdad. Ese desplante
me parece descarado, aunque Paco Sánchez Montoya esté
condenado a ser profeta en su tierra –saltándose la regla,
desde luego- y la nula participación de las autoridades
locales dice mucho sobre para qué han servido los votos.
Dejando de lado ese desplante y aplaudiendo la asistencia de
los socialistas cuya cabeza visible es el joven Carracao, me
gustó la forma que utilizó Sánchez Montoya para usar un
guión ameno y nunca aburrido.
Desde los inicios de la fotografía, -palabra que procede del
griego “phos” (luz) y grafis (diseñar), la técnica para
grabar imágenes fijas sobre una superficie de material
sensible a la luz basada en la cámara oscura cuya
paternidad, de la palabra, es muy difícil de discernir y
casi imposible indicar quién fue su creador… aunque sí
podemos decir que se debe su gran desarrollo a Joseph
Nicéphore Niépce y su propagación pública a Luis Jacques
Mandé Daguerre- existió en Ceuta gente que marcó una pauta
en la historia de nuestra ciudad con sus daguerrotipos y
fotografías. De hecho, Paco Sánchez citó a los primero
fotógrafos ceutíes.
La proyección de diapositivas en la pantalla del Salón de
Actos resultó muy amena y la comparación de lo que Ceuta fue
y de lo que es en realidad tiene mucho mérito, encandilando
a los asistentes y levantando oleadas de nostalgia.
Paco Sánchez fue muy aplaudido en varios momentos de su
intervención y merece el reconocimiento de la ciudad por su
dedicación sobre la historia de la misma, de algunos
momentos relevantes… teniendo una empresa que atender.
Confío en que ésta dedicación de mi amigo sea persistente y
siga sorprendiéndonos a todos los ceutíes con nuevas obras,
que siempre son y serán interesantes.
Al finalizar la presentación del libro, una avalancha de
gente adquirieron ejemplares y ello me impidió “atrapar”
uno, no porque yo no porfiara en ello, es que tenía a mi
hijo pequeño en brazos y totalmente dormido después del
atracón que se pegó en una hamburguesería local, y ello no
me permitía libertad de movimientos. Sin embargo pedí a Paco
que me guardara uno, no sea que se agoten antes de tiempo, y
confío en mi amigo en disponerlo. A mencionar que las
felicitaciones le llovieron a Paco en cantidad y lo único
que no me gustó, lo repito, fue la ausencia de las
autoridades. Ignoro si les interesa la cultura. Como mínimo
podían haber enviado a un edil, Paco se sentiría más feliz
con ello.
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