Estoy tronchándome de risa por las escenas que estoy
visionando en un DVD, que me ha prestado un amigo, y que
trata de una película española de terror. La salsa de tomate
riega cada escena como las palabras de los presentadores de
“Aquí hay tomate” inundan los altavoces de los televisores,
o de los monitores. Como quieran llamarlos.
Casi me troncho de risa, también, al conocer la noticia de
la pachanga que se desarrolla en Barcelona sobre un partido
político de reciente creación. Partido creado en un momento
de paroxismo de una política vasca, ex socialista, como un
monumento a la adoración personal de sí misma.
El proyecto de la ex socialista Rosa Díez hace aguas donde
es natural que las haga. Ir con ese proyecto a tierras
catalanas para promover un corrimiento de masas, cuyos votos
la eleven al altar del poder terrenal, solo puede
ocurrírsele a quién se le ocurre llamar a su partido Unión,
Progreso y Democracia, cuando no ha dado, nunca, muestras de
unión ni progreso ni democracia cuando estaba en las filas
socialistas.
Rosa Díez y Fernando Savater lo tienen crudo en Catalunya.
Los miembros catalanes de ese partido iniciaron la andadura
del mismo con pugnas internas, con las primeras deserciones
en octubre pasado un mes después de su creación, debido a la
disparidad de los mismos en materia política.
Ahora ha dimitido en bloque todo el comité electoral de
Barcelona a causa del pulso que mantiene Luís Bouza Rey con
Ángel Hernández, presidente de la Coordinadora catalana de
dicho partido.
El embrollo estaba servido desde que se creó el Comité
electoral de la provincia de Barcelona, con Bouza Rey a la
cabeza pero cuyas actividades han sido solapadas por la
Coordinadora de UP y D en Cataluña, liderada por Ángel
Hernández.
¿Cómo puede creer Rosa Díez que su partido tiene una base
sólida?, si tenemos en cuenta que admite en la dirección del
mismo, como portavoz, a Teresa Giménez Barbat, una de las
fundadoras de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía de Albert
Rivera y que lo abandonó por discrepancias con éste último,
además de Ángel Hernández, ex dirigente del grupo crítico
del PSC denominado Socialistas en Positivo.
Formar un partido político por la cara puede costarle la
propia cara. Reunir a un grupo de chaqueteros, cambiadores
fáciles de uniforme, y crear un partido con aspiraciones
antinacionalistas y de tendencia derecha liberal, ésta
última copada por CiU, en tierras catalanas es un disparate
que sólo puede ocurrirle a unos ilusos… Rosa Díez lo es.
Todo este embrollo no hará más que beneficiar a los
socialistas del PSC en detrimento de mi amigo Fernández Díaz
(PP) que ya tiene bastante con mantenerse vivo como
político. La mezcolanza de políticos poco afines y de
partidos poco consistentes llevará a eso: la hecatombe de la
derecha antinacionalista.
Los pocos ceutíes que creen en el partido de Rosa Díez y
Fernando Savater, partido que no es más que un monumento a
la vanidad personal, pueden leer un precedente en esta clase
de hormiguero de los disparates en la historia
contemporánea. Sobre todo en referencia a Alianza Popular.
Supongan que llegan a alcanzar mayoría de votos y resultan
elegidos para gobernarnos… las discrepancias entre los
propios miembros de ese imaginario Gobierno formado por
políticos del UPyD, dejarían a España sin gobernar, eso
denlo por seguro.
El tronchamiento de risa que hago referencia al principio
del artículo se debe, como escribo, al DVD de terror que
grabó un amigo sobre la estancia de Gadafi en el país. La
jaima me tiene hecho una “jartá” de risas y resulta
incomprensible que nuestros gobernantes la autoricen…
¡dentro de la propia Moncloa! A este paso veremos a Putin o
al nuevo presidente ruso trasladando el Kremlin en su
próxima visita al país. Una pasada y una gozada de imágenes
de terror cómico.
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