Después de tantas risas como han
generado en algunos círculos las declaraciones de Juan Vivas
sobre la esencia del mercado como un lugar de encuentro
ahora resulta que Álvaro Siza opina exactamente lo mismo:
“Si hay un edificio bello en la ciudad a través de la
historia, punto de encuentro y de diálogo de los ciudadanos,
es el mercado”, dice el prestigioso arquitecto portugués, a
quien no le ha desagradado en absoluto la posibilidad de que
el Mercado Central de Abastos se traslade a su emblemático
proyecto del Revellín. No por decirlas Siza sus palabras
tienen más valor que las del presidente o las de cualquier
otro ciudadano que, hasta la fecha, se haya pronunciado
sobre el asunto. Sin embargo, sí es digna de resaltar la
aparente comunión de objetivos que une a ambos en su
concepto de lo que puede y de lo que no puede ser la Manzana
del Revellín cuando esté terminada, a finales del año
próximo según las previsiones oficiales.
Lo único que puede reprocharse al Gobierno de Juan Vivas en
relación con todo este asunto es, visto desde fuera, el
aparente secretismo con que ha llevado todo este asunto. El
Ejecutivo debería tener los arrestos de decir qué opción
prefiere para el traslado del Mercado y someter (como por
otra parte no es sólo su voluntad, sino su obligación) a la
opinión de cuantos expertos o empresas consultoras considere
oportuno sus planes. Lo que está claro es que se ha querido
enturbiar desde algunos sectores sociales y políticos
durante las últimas semanas todo este tema con evidentes
intereses políticos, económicos y, en todos los casos,
personales. La Ciudad ha dejado claro que considera
necesario mover el Mercado a corto plazo y ninguna de las
alternativas que se han planteado parecen cumplir ese
requisito. La cuestión es que, sea cual sea el camino que
finalmente se adopte, las cosas se hagan bien y con claridad
porque el problema es que, al hablar con ciertos rodeos, se
da pábulo a los que sólo buscan cualquier excusa para armar
la guerra y sacar réditos.
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