Es pública y notoria mi rudeza
expresiva y falta de simpatía hacia una de las formulaciones
más ¿cutres? de la religión islámica, el wahabismo,
ideología excluyente y totalitaria amamantada al calor de
una de las cuatro escuelas jurídicas más rigoristas del
islam sunní, el hambalismo. Por ello me ha llamado la
atención, máxime en este señalado mes en el que los
musulmanes de cierto nivel adquisitivo o tras ahorrar la
suma requerida, a veces durante casi una vida, emprenden el
camino rumbo a La Meca para dar cumplimiento a uno de los
cinco pilares de su religión, la peregrinación, el rey de
Arabia Saudí y custodio de los Santos Lugares del Islam,
Abdala Ben Abdelaziz, terciara contra la injusta, fanática y
medieval sentencia de un tribunal islámico de su propio
país, indultando con un “real decreto” a una mujer
¡condenada a los rigores de la cárcel tras ser violada por
siete hombres, musulmanes también!. No contento con ello, el
soberano saudí ordenó abrir una investigación y la
comparecencia de los jueces que dictaron la sentencia. Por
su parte y según advirtió recientemente, con buen olfato
político, el ministro saudí de Asuntos Exteriores, príncipe
Saud Al Faisal, la vergonzosa sentencia fue utilizada para
“perjudicar la imagen del pueblo y el Gobierno saudíes”.
Recuerde el lector que en este país se aplica, con toda
naturalidad, la ley del Islam, la “sharia”, por la que
muchos partidos islamistas y musulmanes de a pie suspiran en
todas partes del mundo.
Repasemos la historia: un grupo de siete hombres violentó el
año pasado en la localidad de Al Qatif, al este del país, un
vehículo en el que se encontraba una mujer con un hombre al
que no le unía ningún vínculo familiar. Nada hacían, solo
hablaban. Tras secuestrarles ambos son agredidos
sexualmente, vejados y violados: ella, pueden suponérselo;
él es sodomizado. No entro en comparaciones; ni en
referencias. Pero los partidos islamistas, tan sensibles
siempre ellos con eso del sexo, no abrieron la boca en
ningún sitio… Curioso. Un tribunal de primera instancia
condenó a la pobre mujer (recién casada y que solo estaba
intentando recuperar una foto regalada a un antiguo amor) a
tres meses de cárcel y a tres latigazos, mientras que un
tribunal superior de apelación ¡duplicó la sentencia el
pasado 14 de noviembre!. Cosas de los tribunales islámicos…
Ante las presiones del mundo libre y al calor ¿quizás del
diálogo de culturas?, el soberano saudí revocó la sentencia.
Pero ahí sigue, tétrica y amenazante, la “sharia”. En todo
caso no deja de ser un gesto y una, tibia, apuesta por el
cambio que cualquier observador de las rígidas sociedades
islámicas sabe valorar en lo que vale: un punto de partida.
Pero… ¿servirá de algo?. El lunes y en el mítico monte
Arafat, cercano a La Meca, ante tres millones de peregrinos
venidos de todo el orbe un conocido y respetado
jurisconsulto saudí, el jeque Abdelaziz Al Sheij, impartía
su sermón reivindicando la “sharia” tal y como se practica
en Arabia Saudí: pena de muerte, amputaciones de manos,
castigos corporales y toda la parafernalia restante “para
garantizar la seguridad y proteger eficazmente a la
sociedad”. Parece que Mahmud Ahmadineyad, presidente de la
República Islámica de Irán y presente en el acto, se frotaba
las manos…
|