Además de un eslogan turístico y político, la
multiculturalidad de la sociedad ceutí y es un “factor de
carácter estructural” que “marca y define” los problemas con
que se encuentran los servicios sociales de la Ciudad
Autónoma en su ámbito de actuación. Tal vez por primera vez
en la historia con tanta claridad, el Plan de Inclusión
Social (PIS) que hoy someterá a la aprobación del Pleno la
Consejería de Bienestar Social asume que la división de la
población ceutí “en dos partes diferenciadas en cuanto a la
lingüística” y la repercusión de este hecho “en los ámbitos
relacionados con la inclusión social” exige de la
Administración autonómica una actuación prioritaria en “las
barriadas de cultura árabe, que presentan mayores tasas de
pobreza y exclusión social” para lograr la “cohesión social”
de los ceutíes.
Esa es una de las conclusiones incluidas en las más de cien
páginas que componen el Plan de Inclusión Social 2008-2011
de la Ciudad Autónoma, a cuyo contenido íntegro ha tenido
acceso este periódico y en el que se apunta también al
“hecho fronterizo” y al “hecho insular” como los otros dos
factores que más fuertemente gravan la actuación de los
servicios sociales locales.
“Las Politicas Sociales”, argumenta la consejera de
Bienestar Social, Carolina Pérez, en la presentación del
documento, “han estado hasta ahora orientadas a la lucha
contra la pobreza a través de la reducción de las
desigualdades económicas de la población con niveles bajos
de ingresos, pero en los últimos tiempos los cambios
registrados en nuestra sociedad han llegado acompañados de
nuevos mecanismos de marginación en los que otros factores,
además del estrictamente económico, actúan como
desencadenantes de procesos de exclusión social”.
Así, además del estrictamente económico, el Gobierno
autonómico señala dos ámbitos en los que se manifiestan más
claramente los problemas que genera la “división en dos
partes diferenciadas en cuanto a la lingüística” de la
sociedad ceutí: el educativo y el de Vivienda.
“Las diferencias culturales y lingüísticas generan que parte
de la población presente dificultades con la lengua oficial
del sistema educativo [el castellano]”, subraya el PIS, que
también reconoce literalmente que “la infravivienda se
localiza en las zonas periféricas de la ciudad donde se
concentra la mayor parte de población de origen cultural
árabe”.
“Hablar de pobreza y exclusión social hoy en día”, considera
Pérez, “significa aproximarse a un complejo conformado de
realidades que abarcan, más allá de la desigualdad
económica, aspectos relacionados con la precariedad laboral,
los déficit de formación, el difícil acceso a una vivienda
digna, las frágiles condiciones de salud y la escasez de
redes sociales y familiares de apoyo, entre otros”.
En esa línea, la Consejería presentará hoy su I Plan de
Inclusion Social como ”, “una nueva forma de abordar los
problemas sociales actuales y la cohesión social” y como la
prueba palpable de la “transformación importante” que
pretende introducir en su metodología de trabajo “a la hora
de intervenir sobre los colectivos mas desfavorecidos de
nuestra ciudad” “la transversalidad y la integralidad de las
medidas a implementar”.
El Ingreso Mínimo de Inserción Social (IMIS), para el que
elaborará durante el próximo año un estudio económico y de
cobertura con el propósito de que comience a pagarse en 2009
es la medida estrella de entre las contempladas para atajar
el problema de la cohesión social desde su perspectiva
económica. Su presupuesto inicial, multiplicado con respecto
a las previsiones iniciales tras las negociaciones con UDCE-IU
para lograr el voto favorable de los de Ali a los
Presupuestos de la Ciudad, será de 600.000 euros.
En buena lógica con el diagnóstico elaborado por la
Consejería, las más de 200 familias que se beneficiarán de
él están en el Distrito 6 (Benzú, Príncipe Felipe, Príncipe
Alfonso), donde según el PIS “habita un mayor número de
personas económicamente desfavorecidas”, la inmensa mayoría
de ellas pertenecientes a la comunidad musulmana.
“Las políticas públicas contra la pobreza deben enfrentar el
problema desde una doble dimensión”, concluye el Plan: “por
una parte, meramente asistencial, mediante medidas
paliativas del daño; mientras que por otra parte deben
adoptarse medidas pro-activas tendentes a posibilitar y
facilitar la superación de la situación de vulnerabilidad.
Ambos tipos de medidas, no obstante, deben de plantearse
desde una perspectiva holística e integradora que
proporcione las herramientas para superar la situación de
pobreza al tiempo que se mitiga el daño social”.
Educación
En el ámbito educativo sucede otro tanto de lo mismo. El
Plan de Inclusión asume que “el nivel formativo de la
ciudad, en comparación con la media nacional, se caracteriza
por la existencia de una importante bolsa de personas
analfabetas o sin estudios” y destaca que “este menor nivel
de estudios se ve agravado por incidir especialmente en la
población de los distritos fronterizos”.
“Ciertos factores”, argumenta el proyecto, “inciden de forma
importante en la alta tasa de abandono de estudios que están
relacionados con diversas causas que se percibe en la ciudad
entre ellas, bien pudieran ser problemas lingüísticos en
cierta medida como efecto de la multiculturalidad existente
en la Ciudad”.
Para atajar esta problemática se señala el “desconocimiento
del castellano” como uno de los factores que más dificultan
“el acceso a la Educación”, por lo que se pone de manifiesto
la necesidad de “establecer mecanismos de coordinación entre
Administraciones que permita la detección temprana de
situaciones de exclusión respecto de la educación, así como
optimizar todos los recursos disponibles para restablecer la
continuación del itinerario curricular con normalidad”. La
dotación presupuestaria contemplada para este tipo de
actuaciones roza los 4 millones de euros anuales de 2008 a
2011.
Vivienda
La vivienda es otro ámbito donde, con ciertas
peculiaridades, la Consejería de Bienestar Social ha
encontrado repercusiones del “hecho multicultural” ceutí. En
este caso el Plan de Inclusión Social considera que “las
intervenciones más perentorias” deben centrarse en los
distritos 1, 3 y 6.
El primero de ellos, el centro, porque concentra una cuarta
parte de las viviendas ubicadas en fincas en mal estado de
toda la ciudad. El último, porque su parque de viviendas
tiene un 2,51% sin agua corriente y un 7,7% “sin ningún tipo
de sistema de alcantarillado”.
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