Otra vez. No valió la experiencia del sábado por la mañana.
La frontera marroquí fue incapaz de estar preparada para
absorber, una vbez más, a sus propios nacionales que en
oleadas, desde primeras horas de la mañana, llegaban desde
el puerto de Ceuta embarcados en las distintas navieras que
surcan el Estrecho. La larga cola de vehículos volvió a
superar Juan XXIII y la circulación hacia el Tarajal fue de
pasmosa lentitud. Las autoridades españolas están preparadas
para la vuelta que coincidirá en plenas navidades
cristianas.
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