Lunes. 10
Me tropiezo con alguien a quien aprecio. Y nos ponemos a
charlar. En esta ocasión, no expondré su nombre en plaza
pública, por motivos claros: no es conveniente que la gente
sepa aún lo que piensa del presidente de la Federación de
Fútbol de Ceuta, Emilio Cózar. De quien dice que ha perdido
los papeles hace ya mucho tiempo. Y que no está en
condiciones de seguir ostentando el cargo que ocupa. Lo
acusa de intrigar sin descanso. Y que lo hace con el fin de
que Rafa Montero lo tenga en cuenta como uno de sus más
principales aplaudidores. En lo tocante a la tirria que le
tiene al asesor más apreciado por el presidente de la Ciudad
y que la demuestra a cada paso arremetiendo contra él, con
escritos de prosa salpicada de cascarrias, me explica el
motivo por el cual siente tanta aversión por éste. Sucedió
que un día, el sacristán, que así es también conocido EC,
estuvo en un acto y se sentó en sitio que no le
correspondía. Y el asesor de marras se vio obligado a
decirle que estaba mal situado. Y Emilio Cózar, tan humilde
y tan dado a predicar que los últimos serán los primeros
allá arriba, montó en cólera y le juró odio eterno. Una
prueba evidente de cómo no debe reaccionar nadie. Y mucho
menos él. Eso sí, luego tratará de arreglarlo a su estilo:
se santiguará y se dará golpes de pecho al par que el
Celebrante. Todos los días y fiestas de guardar. He aquí un
ejemplo claro de cómo se comporta un hombre de misa y
comunión diaria. ¡Qué miedo!...
Martes. 11
José Antonio Rodríguez, contra pronóstico, hizo una
estupenda labor como viceconsejero de Turismo. Digo contra
pronóstico porque accedió al cargo contando con muchas
opiniones desfavorables. Algunas emitidas por personas que
están convencidas de que sus críticas, entre bastidores, son
tenidas tan en cuenta que terminan siendo sentencias. Pero
el viceconsejero, que tiene tablas de sobra, no en vano es
hombre de calle, eligió la mejor manera para no estrellarse
en su cometido. Se recorrió los pueblos blancos de Andalucía
para dialogar con sus alcaldes e hizo posible que mucha
gente viniera a una tierra necesitada de demostrar lo mucho
que ha progresado en todos los aspectos. En su día, ya
destacamos esta tarea que nos apetece recordar nuevamente.
También, en su momento, dijimos que pasar de viceconsejero
de Turismo a consejero de Gobernación nos parecía más
castigo que ascenso. Si bien seguíamos confiando en sus
habilidades para solventar tan difícil papeleta. Ahora bien,
José Antonio Rodríguez tendría que darse cuenta de que el
camino para recuperar el sitio que a él le apetece no está
en aliarse con personas desaprensivas y dispuestas a usarlo.
Si no en esperar su momento sin impacientarse. De lo
contrario, y habla quien le aprecia, puede que se gane
enemigos innecesarios. Y, actualmente, está en un sitio
donde cualquier ayuda es imprescindible más que necesaria.
Quien avisa...
Miércoles. 12
Sigo con mi buena costumbre de leer todo lo que cae en mis
manos. Y, por supuesto, también la de destacar lo que me
agrada -¿verdad, Pepe Ferrero?-. Hoy me toca hacerlo con un
artículo escrito por Manuel Calleja. Cuyo título es el
siguiente: “Los ciudadanos quieren del PSOE un cambio de
política”. A Manolo Calleja lo conocí yo en el Restaurante
el Varadero. Cuando Manolo Chaves vino a Ceuta con el
propósito de arrimar el hombro en la campaña electoral a
favor de Antonia María Palomo. Y debo decir que MC me
sorprendió gratamente. Aproveché aquel momento para decirle
que era lector de su artículo semanal. Y allá que nos
pusimos a pegar la hebra. Después nos vimos en el Parador de
la Muralla. Aquella noche en que la secretaria general de
los socialistas fue engañada durante la celebración de la
entrevista televisada que le correspondía, motivada por la
campaña electoral. Y hablamos de manera sucinta. Ya que no
estaba el horno para bollos. Pues bien, a lo que iba, que
Manolo Calleja ha acertado al escribir que si las
inversiones del PSOE en Ceuta no son valoradas, a qué
esperan sus dirigentes para cambiar de tercio. Y lo hace
apoyándose en unas declaraciones hechas por Salvador de la
Encina en las que se quejaba, con cierta amargura,
preguntándose qué tiene que hacer el gobierno socialista y
el PSOE en Ceuta, para que sus grandes inversiones –aquí-
sean valoradas en su justa medida por los ciudadanos y, a
ser posible, se traduzcan en unos resultados electorales
acordes con la importancia que nuestra ciudad tiene para el
gobierno de Zapatero. Nada, estimado Manolo. Porque lo del
PSOE en Ceuta es una batalla perdida.
Jueves. 13
Leo lo que firma David F. Pascual en relación con la actitud
adoptada por los padres de los niños que cursan enseñanza en
el colegio Príncipe Felipe. Éstos han decido que sus hijos
no acudan al centro hasta que no se tomen las soluciones
debidas para atajar un problema peligroso para la integridad
de los alumnos. Hacen muy bien los padres en adoptar esa
postura de presión para que las autoridades pongan remedio a
un hecho que a mí se me antoja antediluviano. La noticia de
David va ilustrada con una fotografía que me permite
apreciar, aunque sea en grado menor, de qué manera una
muchedumbre se dirige al lugar en el cual exponer sus
mercancías. Y a pesar de que entiendo el derecho que a esas
personas les ampara para ganarse la vida, no puedo por menos
que hacerme cruces al ver cómo es el deambular de ellas por
delante de la puerta de entrada al recinto del colegio. No
soy yo muy dado a manifestar mis escrúpulos o reparos por
cualquier nimiedad. Pero lo que está ocurriendo en el
reseñado colegio se pasa de castaño oscuro. Y si nuestras
autoridades, pertenezcan a una u otra Administración, no
ponen remedio a este mal, que Dios nos coja confesado.
Porque los gobernantes han de destacar, por encima de
cualquier otra cuestión, por ser capaces de transmitirnos
seguridad. Y si ésta no cubre las necesidades demandadas por
esta zona, mucho me temo que habremos de pensar que todos
estamos expuestos a lo peor. Para ejemplo: lo que está
ocurriendo en el citado colegio.
Viernes. 14
Hacía ya mucho tiempo que no hablábamos. Cuando nos veíamos
lo que se nos ocurría era saludarnos y seguir cada cual por
su camino. Hoy, a esa hora vaga de mediodía, además de
saludarnos hemos continuado juntos el paseo dispuestos a
pegar la hebra lo justo y necesario. Él es militante del
Partido Popular. De los que han tenido peso específico en el
partido y aún su palabra tiene autoridad moral. Me hace
saber su disconformidad acerca de ese pacto que se viene
anunciando de su partido con la UDCE. No entiende cómo
gobernando los populares con mayoría absoluta han de
buscarse la ayuda de Mohamed Alí. Para qué. Y me recuerda
que hay errores que se suelen pagar antes o después. Y éste
pacto, caso de convertirse en realidad, le parece un error
de bulto. De ahí pasa a hablarme de Juan Luis Aróstegui.
Y
un ramalazo de ira le surca el rostro mientras se pregunta:
¿entiende alguien que quien está acusando de cobarde al
presidente de la Ciudad a cada paso pueda ser llamado a
consulta por éste como si fuera un cerebro privilegiado?
¿Entiende alguien que el presidente no se decida a poner
firmes a unas cuantas personas que siempre se han
distinguido por fulleras y que todavía se valen de sus
trampas para conseguir sus logros? Tras desahogarse mi
conocido, militante de fuste del PP, se me queda mirando
fijamente para oír mis respuestas. Y no las tengo. Mejor
dicho: las tengo pero suenan muy mal y uno todavía sigue
creyendo en el presidente de la Ciudad. Aunque no forme
parte del fulanismo que lo circunda.
Sábado. 15
Vicente Álvarez tiene el mérito indiscutible de hacer su
viñeta diaria con motivos locales. Motivos de Ceuta y
Melilla. Y cuenta con una clientela enorme que acude a
diariamente a su sección en busca de conocer su crítica; sea
ésta acerba o ditirámbica, porque no exige el menor esfuerzo
mental. Basta con echarle una mirada a las secuencias para
poder sacarle punta a unas opiniones siempre exageradas a
fin de que terminen pareciéndose a lo que Valle-Inclán
llamaba esperpento. Vicente Álvarez, de carácter bonachón y
muy leal a su medio, lleva varios días exclamando: ¡Y el
Simarro en Aragón! Y lo hace para clavar un rejón de muerte
en el hoyo de las agujas de la Manzana del Revellín, que tan
herido tiene ya el Gobierno de Juan Vivas. Y a mí me parece
muy bien que cada cual exprese su libertad de expresión. Y
mucho más un artista consagrado e inmortalizado, en la
rotonda de la avenida Muelle Cañonero Dato, gracias a sus
desvelos por apoyar la causa del GIL en su día. Y,
posiblemente, fuera Simarro, el que está en Aragón, quien
con más fuerza pidió para Vicente Álvarez el reconocimiento
reseñado. La pena es que en esta vida quienes aceptan
homenajes de los políticos terminan siendo reos de ellos.
Vicente, de verdad, en qué mal momento te convertiste en un
abanderado del GIL.
Y, desde luego, el monumento a la pavana es la mejor prueba
de que fuiste un proselitista destacado de los valores de
Antonio Sampietro. Por más que luego, cosas del destino, le
tocara a Juan Vivas bendecir el acto de tu inmortalidad. Uf.
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