Que no se entera. Y no será porque
no se lo vengo diciendo con la insistencia siempre peligrosa
de caer en el redoble de tambor y aburrir a la concurrencia.
Que no se entera, el presidente de la Federación de Fútbol
de Ceuta, de cuál es mi petición: que acceda a que alguien,
cualificado y solvente, le meta la linterna a la
contabilidad de la federación y ese haz de luz nos permita
saber si las cuentas están hechas al estilo del Gran
Capitán o son correctas.
Pero Emilio Cózar, en vez de hacerme caso, se pone a
disparatar por medio de escritos con prosa caquéxica. Una
prosa enferma por la debilidad mental de quien no es capaz
de controlar las disparatadas ideas que le van brotando de
una mente carente de aptitudes para pergeñar un artículo.
Que no se entera, EC, que no escribimos de la misma forma
que hablamos. Y es así por lo dicho en el párrafo anterior.
Y por muchas otras cuestiones más que serían imposibles
reseñar en este espacio. Pero que vienen en los manuales
prácticos del Larousse. De modo que bien podría hacerse con
ellos e hincar los codos durante el mucho tiempo libre que
tiene. Pues no le vendría mal combatir su más que conocida
pereza congénita.
Pero el presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta,
además de no enterarse de la diferencia que existe entre
hablar y escribir, no tiene el menor pudor de exhibir
públicamente su ignorancia al respecto. Por lo tanto,
obligado me veo a decirle, a pesar de no haber estudiado ni
en Cambridge, ni en Oxford, ni en La Sorbona, ni en La
Complutense y tampoco en la Universidad de Salamanca, que
deje de apoyarse en un fallecido como aval de lo que él
entiende como mérito: hablar mal y escribir peor.
Y sí Joaquín Amador “Quinín” le dijo a Cózar –lo cual
dudo- que se escribe de la misma forma que se habla, seguro
estoy de que lo hizo con la boca chica. Y hasta juraría que
tuvo que hacer muchos esfuerzos para aguantarse la risa.
Pues no en vano, JA hablaba bien y escribía el costumbrismo
superior. Y su cultura era vasta como para no distinguir las
diferencias existentes entre la expresión oral y la escrita.
(A propósito de Joaquín Amador. Instalado en la Residencia
Nazaret, se me quejaba amargamente durante las visitas que
le hice, de haber sido olvidado por todos aquellos que se
ufanaban de su amistad. Nuestras charlas se convirtieron en
entrevista y decidimos intercambiarnos regalos. Que fueron,
como no podía ser de otro modo, libros).
A lo que iba: el presidente de la Federación de Fútbol de
Ceuta, amén de sus despropósitos gramaticales, nos ofrece
como siempre en su artículo (!) una frase de moral
cristiana: “Cuando no puedas alabar a alguien, cállate,
siempre tendrás tiempo de decir lo que no has dicho”. Manda
huevos..., que diría Federico Trillo. Ya que nos
recomienda a los demás lo que él es incapaz de practicar.
Tiene, pues, una doble moral que se la pisa. Y habla también
de cumplir una promesa: mantendrá silencio, aunque no sin
esfuerzos, porque es católico y está en tiempo de Adviento.
Es decir, que de no ser por ello, nos íbamos a enterar
quienes somos tan osados de pedir las cuentas de la
federación. He aquí un ejemplo, palmario, de persona
imprudente y soberbia. Que se ha ganado a pulso, una vez
más, el ser tenido por alguien que “predica agua y bebe
vino”.
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