No parece que sea fácil dar una
solución al problema que azota al Colegio Príncipe Felipe,
porque si fuera fácil ya se tenían que haber puesto de
acuerdo las dos administraciones, local y estatal.
Con todo, y haya las dificultades que haya, lo que no parece
de recibo es que varios centenares de escolares tengan que
estar pagando otras improvisaciones anteriores.
Esto, cuando menos, es preocupante, como preocupante es que
las dos administraciones no se sienten en torno a una mesa y
busquen la solución de inmediato.
Eso sería lo sensato, dejando las cuestiones políticas para
otros momentos y otras circunstancias, porque utilizar
políticamente hechos como este no parece que sea lo más
potable.
Desde luego que algún interés hay en solucionar esto me
parece que nadie lo pondrá en tela de juicio, pero lo que sí
ponemos en tela de juicio es que haya interés en
solucionarlo ya, y sin más dilación.
Varias jornadas sin clase para los chiquillos está por
encima de las rencillas políticas entre dos
administraciones, que quieran o no están condenadas a
entenderse, porque los días perdidos ahora no se van a poder
recuperar nunca más y eso habría que analizarlo con mucho
tacto.
Y es que, además, hay en juego dos tipos de intereses
totalmente distintos: los de los porteadores, cuestión
económica con varios frentes, y los de la formación de unos
niños con repercusiones para muchos meses, cuando menos.
Aquí, en esta confluencia de intereses, los chavales nada
pueden hacer, ni tienen que hacer. A los chicos del Colegio
Príncipe Felipe se lo tienen que dar hecho, sin más. En la
otra parte pueden darse soluciones, si las hay, que van por
otros caminos.
Y, mira por donde, entran en juego Delegación del Gobierno,
padres de los chiquillos y Ciudad Autónoma.
El acuerdo con los padres, si se da una solución válida y
que no sea peligrosa para los colegiales, no tardaría en
llegar. El acuerdo de las dos partes restantes ya veremos
cuando concluye.
El delegado del Gobierno en Ceuta ha considerado que las
opciones que tienen las dos Administraciones pasan por
“reordenar urbanísticamente los entornos del Colegio
Príncipe Felipe”. Eso está bien pero ¿Cómo?.
En este sentido el delegado del Gobierno apuesta por un paso
subterráneo o elevado para separar a los escolares y a los
porteadores.
Y puede ser una buena solución, siempre y cuando se haga y
se haga de inmediato, porque lo que no podrá seguir es con
los chavales mezclándose con los porteadores.
Por su parte el presidente de la Ciudad, en la visita al
colegio, trata de tranquilizar especialmente a los padres y
asegura que la Ciudad va a tomar medidas.
Pues bien, pero decimos lo mismo, que sean medidas rápidas y
eficaces. En la reunión con los profesores del colegio
público anunció que se acometerán las obras por emergencia.
Ahora falta la cuestión técnica y determinar qué obra se
realizará para favorecer el acceso de los alumnos al
colegio, y aquí no parece que vaya a variar mucho de la
posición del delegado del Gobierno, con construcción de un
acceso lateral, un paso elevado o un paso subterráneo. Todo
parecido, si hay buena voluntad se habrá solucionado todo.
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