He faltado a mis deberes patrios
por culpa de una fatigosa mudanza. ¿No odian ustedes los
traslados? Máxime cuando son fruto de la avaricia de una
vieja casera de caserón de renta antigua que utiliza todos
los métodos inimaginables, para tratar de declarar en ruinas
una joya arquitectónica para construir sobre el terreno un
bloquecillo de estudios.
Así escribo precariamente instalada sobre varios cajones y
recordando con ánimo lúgubre el paquete que, la policía, ha
endosado al malicioso creador de una página web que ofrecía
toda clase de indicaciones y consejos para finiquitar con
éxito los azares de la existencia. Vamos, que el guasón
nihilista daba consejos para suicidarse y al parecer los
sigue dando. Y ahí anda la Udyco echando las muelas de rabia
porque, en el paraíso de las libertades en el que
subsistimos, es decir, vamos tirando, está prohibida la
inducción al suicidio. Es delito. Lógico, hay que tener
mucha mala leche, para convencer a alguien con sibilinos
argumentos para que se de el matarile. Pura manipulación de
tintes siniestros, como cosa de esos majarones que se
apuntan a las sectas de tipos, que les convencen para
matarse en comandita con la promesa de que va a venir un
ovni para transportarles al paraíso.
La lógica y la razón hacen aborrecibles y peligrosas las
tácticas de lavado de cerebro, cualquier táctica, venga de
una secta, se imparta en una ikastola donde se enseña a los
infantes mentiras sobre la Historia y luego salen los
borrokillas, o se lance como asignatura obligatoria para
tratar de “educar y reeducar” las mentes de los más pequeños
y aborregarles con pamplinas mierdosas y negación de
valores.
¿Que que tiene que ver mi horrorosa mudanza con secatas y
suicidas? Pues todo y nada. Vayan ustedes a saber, pero ya
no puede uno derumbarse sobre el colchón con un “¡Estoy que
me muero!” Porque puede encenderse el internet y aparecer la
página del tío que enseña como hacer el nudo de la soga para
ahorcarse, el tipo de remedios químicos con los que se puede
finalizar el cada día y donde adquirirlos. Y también
consejos en positivo como que es desaconsejable ingerir
lejía y productos de limpieza porque originan un deceso
largo y horroroso. El internauta da su opinión y expone sus
conocimientos, yo pienso que a nadie induce a nada.
Simplemente se ha empollado los tipos de trayectos de ida
sin vuelta y se ofrece para compartirlos con los morbosos
interesados en la temática. Pero la ley prohíbe que la gente
se interese en el asunto de la muerte y que, quienes sepan
como aligerar el trance lo digan. También es delito matarse.
Pero no porque piensen que, nuestras vidas pertenecen al
buen Dios y hemos de seguir su Sacrosanta voluntad, porque
estos tipos son ateos, que ahora se dice “laicos” será que
detestan a los suicidas porque, con cada uno que se tire por
un viaducto están perdiendo a un paganini o a un votante en
potencia. ¡Cuanto egoismo y cuanta maldad!.
Ni sobre nuestras vidas decidimos. Es decir que si ahora,
reventadita de la mudanza y antes de ponerme a preparar un
juicio de causa con preso, acomodada sobre una caja de
cartón llena de libros, decido tirarme por la ventana porque
me sale de esa parte de la anatomía que, las patiperras
dicen que “se lava y se estrena” después de socorrerme los
viandantes y de llamar al 062 para que recoja los despojos,
si sobrevivo, me incoan unas Diligencias Previas y se
dedican a amargarme y a darme el coñazo con declaraciones
policiales y judiciales. “¿Por que se tiró usted por la
ventana y fue a dar sobre la mesa de la terraza del bar de
abajo?” Suspiras “Pues porque me salió de los cojones” “Pues
sepan que, los del bar la han denunciado y le va a caer una
buena por daños en el mobiliario y encima la vamos a imputar
por suicidómana ¡a ver, ese forense! Me diga si esta maruja
es imputable o inimputable” Y va el galeno y te declara
inimputable, lo que es un visado para delinquir con alegría
y armar el taco y ya se te pasa la idea del suicidio y
montas una web de pago para dar consejos acerca de como ser
inimputable y eludir responsabilidades. ¡Hay que ver lo que
da de si a nivel sesera, una vulgar mudanza!
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