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OPINIÓN - VIERNES, 14 DE DICIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Dividir es repartir y separar ¿no?

Por Quim Sarriá


He pasado una buena noche, precursora de la próxima Nochebuena, en compañía de mis amigos viejos y nuevos. Hemos platicado de todo un poco y hemos recordado momentos de nuestra juventud, comparándolos con los de la actualidad… mucho ha llovido desde entonces. Se llama nostalgia a este encuentro de recuerdos pasados y la remembranza de situaciones que el viento de levante se llevó ha dado paso a una exposición de situaciones políticas y sociales que hoy en día son inexistentes.

Situaciones tales como la reanudación de las intenciones de cierto sector de marroquíes en reivindicaciones inútiles pero que cada vez cobran más fuerza: Son manifestaciones contra la inexistente ocupación de España de unas tierras que consideran suya sin fundamento.

Saldrán de Nador, muy cerca, demasiado, de la ciudad hermana de Melilla con intención de recalar en la costa del islote de El Perejil a fin de que la opinión mundial centre su atención en sus demandas contra supuestas invasiones… ¡tantas millas para eso! Teniendo como tienen Melilla a un paso. Eso se llama, no lo sé, díganlo Vds.

Entraré un poco en divagaciones sobre las manifestaciones de algunos políticos del PP que defienden al partido en un estilo comparable a lo que se dice que son más papistas que el Papa. ¿Cómo pueden hacer esas manifestaciones? ¿Olvidan que son políticos con varias chaquetas? No creo que ignoren que la mayoría de la gente del PP han pasado, y pasarán, por casi todas las siglas del alfabeto español internacional que hacen referencia a cualquier partido político. El baile de las siglas en los “curriculums vitaes” de la mayoría de los miembros del PP están cargados de referencias de otros partidos que no tienen nada que ver con el que ellos ahora militan. Chaqueteros los hay y seguirá habiéndolos.

Que ahora declaren que el partido es homogéneo y que nada ni nadie lo romperá, está en la misma posición que la entonces Alianza Popular de Manuel Fraga poco antes de que desapareciera del mapa político español. Y bien es sabido que cuando los peperos mencionan que no es posible que se divida su partido, nos están indicando que existen divisiones internas que harán posible esa división general. Como en todas partes cuecen habas, en el PP no podía faltar y pronto veremos qué ocurre en dicho partido.

Bueno, eso es un problema de ellos, no mío. La verdad es que me importa un pepino que se dividan o no, lo que sí me importa es la permanencia de elementos poco democráticos dentro del mismo. Por suerte, en las próximas elecciones saldremos de duda sobre la continuación de ese grupo conocido como “los tres mosqueteros del pepepillo” con su correspondiente D’Artagan ausente por ahora. Al tiempo.

¿Qué pasa, Mariano? ¿Se te ha caído la carta de la manga? ¿Por qué te niegas a participar en el debate con José Luís? Mucho defrauda este gallego al negarse participar en el debate propuesto por los socialistas en TVE porque, según el propio Mariano, es un campo desfavorable para sus intereses. Lo malo es que los socialistas son tan pacatos que ahora andan negociando con los peperos un nuevo campo, como si de dos equipos de fútbol se trataran, con las condiciones adecuadas al “miedo” escénico de Mariano. De acceder a ello, rompiendo el primer proyecto de debate, mucho se aprovecharán de la situación los tahúres de la política española. Las pretensiones del político del PP son tan claras que se ve desde lejos la intención de que el pueblo español, sus ciudadanos, no vean los puntos flacos del que pretende ser nuestro presidente a partir de marzo próximo. Sin asesores cerca y dando la cara en directo, Mariano tiene mucho, pero que mucho, que perder y ello no le conviene. Es de esos que prefieren atacar a los ausentes para luego decir que se le ha malinterpretado. Mariano no se caracteriza de fajador, más bien se disfraza como cierto colaborador de los medios de comunicación, cuya diarrea mental revuelta con la bilis de un ulceroso produce paridas tan descomunales como esperpénticas en su interpretación de la vida política española. Al pobre, no a Mariano, hay que tolerárselo, la libertad de expresión así lo aconseja… ¿qué le vamos a hacer?
 

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