Todo lo que de medidas se adopten
para paliar la situación derivada del problema que causan
los porteadores en su deambular constante por el entorno del
Biutz tiene fecha de caducidad.
Es loable el interés que las administraciones intentan poner
para la solución del asunto, pero la realidad es la que es y
será en 2010 cuando ni el colegio del Príncipe Felipe
padezca de más problemas de porteadores, ni los empresarios
de las naves vuelvan a quejarse de los bultos que se
depositan en las cercanías de sus negocios, ni haya más
quejas por la marabunta cotidiana de cargadores que se crea
en los alrededores del Tarajal. Ya se sabe que Marruecos
desarmará sus aranceles y creará una gran zona franca en los
alrededores de Castillejos aprovechando la sinergia que le
proporcionará el macro puerto de Tanger Med.
Por tanto, de momento [aún quedan dos años] habrá que ir
dando soluciones a la desparramadora sensación que ofrecen
estos trabajadores de los portes que no paran, ni los paran,
ante lo que debería ser una situación normalizada en un país
desarrollado como lo es España, aunque nos encontremos en
África [eufemismo aplicado a subdesarrollo].
El hecho de que ante el problema causado, el propio
presidente haya acudido a atender las necesidades del
colegio público y explicar los métodos que se pondrán en
práctica, dice mucho en favor del jefe del Ejecutivo ceutí
en tanto demuestra afrontar los asuntos desde la primera
línea, dando la cara. Los propios profesionales de la
institución educativa habrán visto en el gesto de Juan Vivas
el compromiso cierto de que las cosas irán bien desde la
próxima semana. Algo que, por otra parte, debe tranquilizar
lo suficiente como para que la situación se restablezca y
los alumnos vuelvan a la normalidad de la que nunca debieron
salir.
Cuanto menos, que lo que se proyecte como obra de emergencia
sirva para que perdure más allá de 2010, cuando desaparezcan
los porteadores y la zona quede desierta.
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