Parece la moda, maldita moda, en
estos tiempos de velocidad y consumo, el hecho de que cada
día nos “desayunemos” con un caso más de violencia en las
familias.
La educación de las dos últimas generaciones, especialmente
a base de mucha televisión en la que no se frenan los
incidentes más violentos, está aportando a la sociedad unas
perspectivas que, cuando menos, son inaguantables, por la
falta de respeto, la burla de la dignidad de las personas y
la carencia de pudor en las acciones que debieran ser
sensatas.
Veo, en nuestro diario del pasado martes, un titular que
pone carne de gallina, si no otras cosas más, cuando un
individuo, habría que hablar de un salvaje, es detenido por
intentar estrangular a su propia pareja aquí en Ceuta.
Lo del lugar es lo de menos, pero lo que sí hay que tener en
cuenta que este es el “ pan nuestro de muchos días” y estas
situaciones se abordan, pero con demasiada tibieza. No se
abordan de verdad, con unas leyes que frenen o alejen,
definitivamente, los hechos de este tipo.
Es cierto que las relaciones de convivencia se ponen cada
día más difíciles, pero no menos cierto es que hoy existen
muchas más facilidades para romper esas relaciones, sin
tener que llegar a situaciones de este tipo, que no serían
permisivas, ni entre las bestias más salvajes.
Hay mucha propaganda, hay cada vez más publicidad sobre una
fecha marcada, frente a estas situaciones, pero eso no pasa
de ser publicidad, porque luego, a partir de ahí, a los
hechos nos podemos referir cada día.
Hace pocas semanas, no hace ni un mes, se celebró el Día
Internacional contra la Violencia Sexista. En ese día se
gastaron cientos de millones en publicidad que, a la larga,
resulta inservible, porque si ese dinero se invierte en
mejorar atenciones policiales y judiciales para estos casos,
posiblemente, los resultados serían mucho más positivos.
Y para que la cosa no quedara en ese brutal intento de
estrangular a una mujer, una de las hijas lo presenció y,
posiblemente, gracias a ello se impidió un desenlace fatal
de aquel acto.
No tengo palabras para calificar al personaje y sus
intenciones. Las leyes tienen que ser inflexibles con
sujetos como este.
Ahora, el detenido pasará por uno, por dos o por los
juzgados que sean necesarios. El juez aplicará las leyes que
haya, posiblemente más suaves de lo que merecieran casos de
estos, y al final, no tardando mucho, puede estar en la
calle un sujeto que es un verdadero peligro para la
sociedad.
Y hay algo que, además, se viene repitiendo en este tipo de
casos y es que, aquí como en otros casos habidos de este
tipo, la pareja estaba en trámites de separación.
Ahora, cuando ya, tras las fiestas de la Navidad, las
Cámaras representativas del Estado van a dar paso a unas
nuevas, tendríamos que decirles a los que llegan nuevos que
hagan todo lo posible por conformar unas leyes a tono con la
sociedad de hoy, para que los jueces tengan en sus manos
unas leyes que aplicar, en casos como este, que se vienen
repitiendo y que pueden quedar en simple tentativa.
Podríamos decir: “aquí hubo suerte”, en otros no ha sucedido
eso y terminó en llanto, lágrimas y, eso sí, su lacito
correspondiente.
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