Parece que tendremos que esperar a
las próximas elecciones de marzo para que eclosione, después
de una larga incubación, el nuevo entramado asociativo
musulmán en el que la “tercera vía” emergente que les
apuntaba ayer podría asumir las riendas de la situación. A
la FEME (Federación Musulmana de España) se le estarían
uniendo asociaciones que habrían abandonado FEERI y UCIDE
(hasta ahora cerca de una treintena) impulsadas por Ayach
Tachfine Elharchi, quien trabajaría coordinado con el
converso asturiano (de Pola de Laviana) Yusuf Fernández
(secretario de la FEME) y la nueva Plataforma surgida tras
el encuentro en Marid del 8 de septiembre. Pero ¿es prudente
esperar tanto...?
Quisiera también resituarme en la línea apuntada en
artículos y ponencias, al menos desde 1995 (lo recordaba el
domingo por la noche con mi aniguo profesor y excelente
amigo José Girón, ex decano de la Facultad de Historia de la
Universidad de Oviedo) refrente al movimiento “Tabligh”
abonando las tesis (no tengo empacho en escribirlo) del
actual responsable de los servicios de inteligencia
marroquíes, Yassin Mansouri, sencillanete porque tiene
razón: “El Tabligh y los Hermanos Musulmanes son la antesala
del terrorismo”. Incluso la Guardia CIvil podría compartir
análisis semejantes. Se lo comentaba hca algo más de un mes
al político “caballa” Mustafá Mizian Omar, intentando
explicarle que el Tabligh es algo más que un movimiento
pietista: el Tabligh no es en si una organización
terrorista, desde luego, pero persigue sutilmente una
radical islamización de la comunidad musulmana y de sus
filas han salido (contesto de paso las declaraciones del
“jai” Laarbi Maateis) un buen número de los terroristas
implicados en la masacre del 11-M: desde el borrachín de “El
Chino” (reconvertido a las buenas costumbres tras su paso
por el Tabligh), a Abou Dada, “El Tunecino” o Jamal Zoughan.
¿No hace falta que siga, verdad?
Los Reinos de España y Marruecos mantienen sin duda
importantes diferencias (inevitables entre países vecinos y
con una rica historia compartida), pero son a la vez aliados
estratégicos de primera fila en la lucha contra el
terrorismo. En la gestión de la comunidad musulmana en
España (masivamente de origen marroquí) debería alcanzarse
un pacto entre estados, serio, claro y con las líneas bien
definidas. Rabat es un interlocutor legitimo y válido y el
“islan a la marroquí incardinado en el sunnismo malikí (y el
morabitismo) es un excelente antídoto contra el fanatismo
wahahi y movimientos extremistas como el Tabligh, donde se
han adoctrinado una buena parte de los asesinos que han
sembrado de sangre y dolor España. No, si de seguir así las
cosas un día de estos los servicios especiales marroquíes
son capaces de entrar en Ceuta e “invitar” a unas jornadas
de turismo en el país vecino a más de uno... ¿No crees Larbi?.
Claro que soy consciente de la “marroquinización” pero ese
es otro asunto con su particular casuistica, sobre el que
Madrid y Rabat están a tiempo de pactar (en lo que respecta
a la gestión del colectivo musulmán) las reglas del juego.
De nada vale llorar por la leche derramada: hoy por hoy, sin
la (leal) colaboración marroquí somos incapaces de controlar
los medios islamistas de los que se nutre la ideología del
yihadismo salafista, del terror.
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