La Policía Nacional ha traslado a más de 120 pakistaníes
acampados en los montes próximos al Pantano del Renegado en
una operación llevada a cabo durante la última madrugada en
la que participaron más de 40 agentes de la UIP que se
dispusieron en casi una decena de furgones de la unidad. Al
mismo tiempo, la operativa contó con sendos autocares [uno
convencional y otro celular de seguridad] para los traslados
a península que se realizaron en dos tandas. La primera por
la mañana a primeras horas, y la segunda por la tarde.
Corría la primera hora de la fría y húmeda madrugada de ayer
12 de diciembre. Las órdenes estaban claras y los grupos
conocían perfectamente la misión que debían llevar a cabo. A
fecha de ayer el Centro Temporal de Inmigrantes (CETI),
según informaba EFE sobrepasaba en un 40% su capacidad
máxima, 512 acogidos. Al parecer son ahora 700 los
inmigrantes que conviven entre las paredes del CETI.
Sin embargo los informes de las constantes entradas
irregulares de asiáticos apuntaban a que, lejos de
permanecer en el Centro, los ‘nuevos’ en Ceuta buscaban
refugio en el monte y se ‘acomodaban’ en un lugar próximo al
Pantano del Renegado.
Allí habían establecido sus propios mecanismos de
convivencia y de seguridad. De hecho mantenían vigías
próximos a la carretera para alertar de la presencia de
policías. Los pakistaníes, conocedores de los trabajos de
identificación de su embajada en España temían la
repatriacion, así que adoptaron las mismas medidas que sus
compañeros de anteriores andanzas [los 38 bengalíes que
huyeron del Centro de Acogida en el pasado mes de agosto]
para refugiarse en zonas boscosas e intentar evitar la
acción de los diplomáticos pakistaníes que desde primeros de
año se emplean en detectar nacionales refugiados en Ceuta.
Después de las múltiples peripecias vividas en manos de las
mafias transportadora de mercancía humana y luego de depurar
el largo trayecto en las tibias zonas próximas de bungalows
y apartamentos que nutren la costa más septentrional de
Marruecos, se afanaban en hallar el mejor método para entrar
en España a través de su puerta africana, Ceuta.
En dobles fondos de vehículos, escondidos entre los
pasajeros que a miles penetran a diario en Ceuta, siempre
hay un método que logra burlar el de por sí estricto control
fronterizo que, curiosamente, cumple aún con los trabajos
derivados de un estado de alerta de nivel 2 antiterrorista.
Las pruebas son evidentes. Las entradas diarias de asiáticos
que consiguen acceder propicia que el CETI cuente entre sus
acogidos con amplia mayoría de representantes ‘indostaníes’
y haya alcanzado en poco tiempo su ‘tope’ de ocupación, lo
supere ampliamente y, además, se haya instalado un
campamento ‘base’ que ayer de madrugada fue policialmente
cerrado.
La estrategia policial estaba marcada. Había que impedir una
huida masiva que complicara la actuación de ‘recogida’ de
irregulares asiáticos fuera de los límites controlados del
CETI. Por lo tanto, conocedores más que los pakistaníes de
la geografía ceutí, los cinco furgones de la Unidad de
Intervención Policial debía aproximarse al epicentro de la
base por arriba y sin ser vistos.
De este modo, en tanto las unidades se desplazaban hasta la
cima de García Aldave y penetrar en bajada por una de las
pistas, en el mismo centro de la ciudad [como muestra la
fotografía tomada a las 02’20 horas], en la Plaza de Africa
frente al Parador La Muralla aguardaban los furgones
‘escoba’ encargados de recoger a los inmigrantes tras la
actuación de la UIP sobre el terreno. Se trataba de un
autocar de pasajeros convencional y de un celular policial
prestos a seguir a su coche guía, uno de los zetas que les
conduciría hasta el mismísimo Centro de Estancia Temporal de
Inmigrantes. Punto de encuentro final.
Los agentes de la UIP bajaron de sus vehículos en los
alrededores de la pista de aeromodelismo y se dirigieron a
pie hasta dar con la ‘base irregular pakistaní’ en las
proximidades del Pantano del Renegado en su parte más baja y
más próxima al propio CETI.
El factor sorpresa debería ser determinante y así fue.
En la oscuridad, provistos de potentes linternas, los
funcionarios policiales se desplegaron desde atrás por el
conocimiento de que los propios asiáticos mantenían un
‘servicio’ de centinelas que alertarían a la ‘comunidad’
ante la llegada de la policía. De hecho, tres de ellos
realizaban esa función cuando los agentes llegaron al lugar
y les invitaron a abandonarlo.
Fue una actuación denominada policialmente ‘limpia’. La
simple presencia, por sorpresa, de los agentes, sirvió para
que la población acampada [la mitad de ellos dormía] acatase
inmediatamente la orden de la autoridad.
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Todos ellos contaban con la pertinente orden gubernativa de
expulsión del territorio español al ser reconocidos por
Pakistán
Ya está de vuelta en Pakistán. A
las 20’00 horas, los más de 120 pakistaníes que acampaban
irregularmente en los montes ceutíes, se encontraban a punto
de despegar desde el aeropuerto de Málaga en vuelo directo
[fletado especialmente] hacia la capital Islamabad.
Todos ellos contaban con orden de expulsión tramitada con
todos los pronunciamientos legales después de que
representantes consulares pakistaníes en España hubieran
realizado los trabajos identificatorios pertinentes
[fotografías y huellas dactilares] que hace meses fueron
enviadas al gobierno de Pakistán. Esta actuación motivó que
los irregulares intentaran eludir la repatriación
desligándose del CETI, aunque siempre estuvieron controlados
e identificados por las autoridades españoles que conocían,
a la perfección, donde se situaba el campamento preparado
donde se acogía a los que temían ser devueltos a su
originario país.
Estos más de 120 nacionales pakistaníes fueron reconocidos
por las autoridades asiáticas, por lo que España inició los
trámites legales de expulsión del país. Los inmigrantes
partieron de Ceuta en dos grupos. El primero por la mañana y
el segundo pasado el mediodía con destino vía Málaga a
Pakistán
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