Me temo que estamos en vísperas de
una nueva humillación. Si la prensa adicta a la Moncloa
procura ocultar un hecho relacionado con la familia real
española, es que el tema lleva dinamita. A nadie
sorprendería que, al señor ZP, la valiente actitud del Rey
frente a Chávez, le produjera una evidente preocupación.
Para él el gorila rojo es un personaje que le tira, ¡vaya,
que le pone!; con toda probabilidad porque, en su fuero
interno, le envidia debido a que ha conseguido en Venezuela
lo que, en lo más íntimo de su ser, hubieran querido que
sucediera en España. Sin duda que, para el señor Rodríguez
Zapatero, el hecho de que Chávez haya conseguido deshacerse
de la oposición; poner fuera de circulación a la prensa,
televisión y cadenas de radio que lo criticaban y amedrentar
a todos sus opositores; es algo que él hubiera querido hacer
con el PP (casi lo consigue) y con los escasos medios que le
plantan cara. Pero hay un hecho que le escuece más y es que
se resquebraja su frente común ante los EE.UU, el que había
preparado con sus amistades los dictadores de Venezuela,
Bolivia, Ecuador y Cuba.
El resultado de la Cumbre Iberoamericana fue tan
decepcionante, que la postura del matón Chávez perdió muchos
enteros, máxime cuando don Juan Carlos lo puso en su sitio
cuando pretendió cebarse con España, insultando al anterior
gobierno de Aznar y a nuestros empresarios. Sin embargo,
vean ustedes que, a pesar de la tímida y pazguata defensa
que Zapatero hizo de Aznar (al parecer forzada por los
apremios de S.M), su comportamiento posterior ha sido, a
todas luces, de rendición y pasteleo con el dictador
venezolano. Es obvio que el cancerbero Chávez no se ha
prestado a componendas, al menos hasta que, en su propio
país, le han sentado las costuras al no permitirle sacar
adelante la reforma constitucional que lo hubiera perpetuado
en el poder.
Seguramente a ZP le ha ido como anillo al dedo el revolcón
que ha recibido su compadre, porque la posición firme del
ejército y la evidencia de la derrota, le han impedido poner
en práctica el fraude que tenía preparado, al que estaba
dispuesto a recurrir para dar el gran pucherazo, si sus
propios correligionarios no le hubiesen aconsejado que no lo
hiciera. No obstante, los responsables del escrutinio
tuvieron que pactar con los sicarios de Chávez para que el
gran revolcón que hubiera recibido de publicarse los datos
reales, quedara reducido a una “seria advertencia” que, el
propio señor Chávez, a medida que pasa el tiempo, ya la va
calificando como “victoria de mierda”; evidenciando con ello
su falta de “talante” democrático y su lenguaje soez. Así
pues, Zapatero ha estimado que ha llegado el momento de
aprovechar los apuros del Presidente venezolano para
arbitrar una de sus frecuentes jugadas con el fin de
recomponer lo que ellos deben calificar como “metedura de
pata” de S.M. el Rey.
¿Una visita del príncipe Felipe a Venezuela? Nos podríamos
preguntar: ¿A santo de qué? En un momento de tirantez,
después de que el dictador nos haya insultado y vejado al
Rey, me quieren ustedes decir: ¿es oportuna la visita de un
miembro de la casa real a Venezuela? Creo que muchos
millones de españoles diríamos que no, que es una aberración
y una humillación permitir que el Príncipe vaya a
disculparse. Porque parece que lo que va a llevarle a Chávez
es un mensaje de disculpa.¡No quiero ni pensarlo!, pero si
así fuera, la Moncloa, sería responsable del delito de
traición a la Nación y a todos los españoles. Si hay alguien
que deba ofrecer disculpas públicas, ese es H. Cyhávez. ¿Hay
que pedirle al Rey que se disculpe por llamarle la atención
al dictador Chávez? Si ésta es la jugada de ZP; si a este
punto hemos llegado de falta de amor a la patria y falta de
respeto al Jefe del Estado, podemos decir que hemos tocado
fondo y que esta España, a la que tanto amamos, está echando
sus últimas boqueadas. Quizá debiéramos salir a la calle a
retener las riendas del carruaje que se lo lleve a
Venezuela, como hicieron los españoles con aquel en que se
querían llevar a Francia a los infantes, hijos del Rey
Felón.
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