He leído la defensa que hace Paco
Olivencia de los convertidos. Y pone como principal ejemplo
a Churchill. El cual empezó siendo liberal y acabó como
conservador. En lo religioso nos habla de San Pablo.
Y de los convertidos, más famosos, destaca el nombre de
Fernández Ordóñez, entre otros. Y podría haber recordado
que los socialistas se nutrieron de comunistas y, desde
luego, de muchos franquistas.
De modo que Olivencia lleva razón. Pues él, sin ir más
lejos, alentó una manifestación contra don Manuel Fraga,
bajo el lema siguiente: “Fraga, Ceuta no te traga”. Y luego
no ha dejado de ser un admirador constante del hombre con el
que ha compartido ideas y partidos. Y es así porque las
personas evolucionan y, en algún momento, piensan que están
equivocadas y se cambian de chaqueta con dignidad. Aunque es
cierto que no todos los convertidos políticos merecen
respetos. ¿O acaso gozó Susana Bermúdez de la
consideración de Olivencia?
Aunque Olivencia nos aclara que no piensa en los tránsfugas
cuando habla de convertidos. Y nos razona el porqué. Ahora
bien, cabe preguntarle si los diputados del GIL que hicieron
posible la moción de censura contra sus siglas eran
tránsfugas o los sigue considerando políticos que, de la
noche a la mañana, se dieron cuenta de que las ideas del PP
eran tan extraordinarias que lo que les urgía era pasarse a
las filas populares con armas y bagajes.
Me imagino que el desprecio que pudiera sentir Olivencia por
los tránsfugas quedaría minimizado, cuando no convertido en
simpatía, al ver cómo Simarro y otros más de su
cuerda le entregaban en bandeja el Gobierno de la Ciudad al
PP y hacían posible que Vivas se convirtiera en
presidente. Y de aquel pacto surgió sin duda el acuerdo de
que muchos “gilistas” quedasen situados en puestos claves
del gobierno y otros trabajando en sitios de poco trabajo y
sueldos extraordinarios. Estamos hablando de canonjías.
Dice el veterano político, además, que en Ceuta hay críticos
obsesionados con el pasado político de determinadas
personas, para que éstas dejen de ocupar los cargos de
responsabilidad que ejercen en el entorno del Gobierno de la
Ciudad. Y vuelve a tener razón. Y si no que se lo pregunten
a Francisco Javier Sánchez Paris: quien está siendo
perseguido con saña todos los días y fiestas de guardar.
Lo que están haciendo con el jefe de Gabinete del presidente
es una canallada en toda regla. Puesta en práctica por
plumillas de un periódico en el cual colabora el defensor de
los convertidos; o sea, Paco Olivencia. Y a ellos ha debido
dirigirse éste para que dejen de sambenitar a alguien cuyo
único mal cometido ha sido poner en su sitio al dueño del
medio. Que es asunto que debe conocer muy bien el gran
observador de cuanto acontece en Ceuta.
Insisto: Olivencia ha debido dirigirse a ellos reclamando
respeto para un hombre de confianza de Juan Vivas, por más
que Sánchez Paris proceda de las filas socialistas. Y ha
debido hacerlo nominándolos: es decir, escribiendo los
nombres de Aznar, Echarri, Cózar...,
para decirles que se callen de una vez. Pero Olivencia, tan
metido en su papel de tradicionalista, sólo les ha pedido
que tengan un poco de buena voluntad, porque estamos ya en
época navideña. Lo de siempre. Una invitación a los abrazos
en serie y a los buenos propósitos en días tan señalados.
Eso tiene un nombre.
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