El presidente de la UCIDCE, que aglutina al 90% de las
entidades musulmanes de Ceuta, Laarbi Maateis, salió ayer al
paso del malestar marroquí difundido por EL PAÍS, que
culparía a España de “echar en brazos” de “integristas” como
él, recordando que en Ceuta se sigue el rito malekita y que
“no queremos romper con Marruecos porque nunca dependimos de
allí”.
El presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta
(UCIDCE), Laarbi Maateis, constituida oficialmente el verano
pasado con el respaldo del 90% de la treintena de
asociaciones religiosas y culturales musulmanas de la ciudad
autónoma, quiso dejar claro ayer que la entidad que dirige
“no pretende separar a la comunidad musulmana ceutí de
Marruecos porque nunca ha estado vinculada a ella
orgánicamente”.
“Matizando” la información publicada ayer por el diario EL
PAÍS bajo el título Marruecos acusa a España de echar a los
musulmanes ceutíes en brazos del integrismo Maateis ha
asegurado que la “única” vinculación entre las mezquitas
ceutíes y el Ministerio de Asuntos Religiosos (Habús) del
país vecino es la ayuda “de 50 euros mensuales” que Rabat
paga “a dos o tres imames que trabajan en la ciudad
autónoma”.
“No entendemos la acusación de que queremos escindir y
radicalizar a la comunidad musulmana ceutí porque el rito
malekita se practica tanto aquí como en el resto de España
como en Marruecos”, desdeñó Maateis, “y nadie ha intentado
cambiar eso, sobre todo porque nos parece que es lo mejor
para la ciudad”.
Desde su presentación como federación de entidades
musulmanas ceutíes ligada a la UCIDE que dirige Riay Tatary,
Maateis ha defendido que las entidades islámicas ceutíes “no
tienen por qué” mantener relaciones de subordinación con el
Habús marroquí. “A nosotros”, reiteró Maateis, “nos ampara
el Ministerio de Justicia y la Dirección de Asuntos
Religiosos. No a todos los imames los nombra Marruecos. Esa
interpretación no es correcta: perciben una minuta de unos
50 euros al mes y para que en su pasaporte figure su
profesión como fakir, imam, memorizador del Corán o educador
deben inscribirse en el Ministerio de Asuntos Islámicos
marroquí, pero sólo para eso. Cada comunidad puede escoger
al imam que quiera para su mezquita”.
A juicio de Maateis es “inadmisible”, sin embargo, que
imames marroquíes [prácticamente la totalidad de los que
ejercen ese papel en Ceuta lo son] que llevan 30 años
trabajando en Ceuta “ni siquiera tengan una cartilla
sanitaria cuando deberían contar con su permiso de
residencia, de trabajo y sanitario”. “La regularización en
condiciones de todas mezquitas y los imames debe ser una
prioridad absoluta para que no haya lugares de culto
desamparados y fuera de la ley o imames, nuestros
educadores, que se pasan 5 días con nosotros sin derecho
civil alguno y 2 con sus familias en Marruecos”, pidió el
presidente de la UCIDCE.
Maateis pidió, asimismo, con respecto a la presunta
integración en alguna comunidad tabligh (él encabeza la
ceutí) y algunos de los vinculados a la organización y
realización de los atentados del 11-M “que alguien me diga
de qué comunidad forman o han formado parte”. “No se puede
dañar el nombre de un colectivo atribuyéndole vínculos con
terroristas sin aportar pruebas al respecto”, concluyó el
líder de la federación.
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