La solidaridad viaja en todoterreno y viste de uniforme. Eso
debe pensar la población saharaui cuando, cada año, pasa por
esas lindes un contingente de bomberos de Ceuta. Con los
vehículos vacíos, después de repartir los cientos de kilos
de material de ayuda entre los más necesitados, los 14
hombres que viajaron en esta ocasión al Sáhara Occidental
volvieron a pisar suelo ceutí la pasada noche.
“La experiencia más gratificante de mi vida”, fueron las
primeras palabras del bombero Iván García, para el que este
viaje fue el primero de los muchos que espera poder realizar
en los próximos años.
En ningún momento quisieron dar más publicidad que la
estrictamente necesaria a esta misión de ayuda humanitaria,
por lo que se pueden mostrar un poco esquivos con los medios
de comunicación. A pesar de ello, este viaje es una
iniciativa local que merece ser retratada por las palabras
para que la sociedad se conciencie de que, aunque las
penurias que sufre una población que vive en condiciones
infrahumanas no se pueden erradicar, sí es posible aportar
un granito de esperanza.
Los cinco todoterrenos de la expedición partieron el pasado
viernes hacia la zona más oriental, hacia el sur de
Marruecos. Una vez allí, bordearon la frontera con Argelia,
una de las regiones más pobres, cruzando ríos, alcanzando
lugares deprimidos, caminos pedregosos y dunas del desierto.
Llegaron hasta zonas en las que sus habitantes desconocían
los vehículos a motor. Todo ello hasta situarse en el sur
del Sáhara, bordeando la costa y subiendo por el oeste. En
total, 3.600 kilómetros que “han merecido la pena”, según
García.
La comitiva ceutí se ha cruzado en su camino con la visita
que el Rey alauita, Mohamed VI, ha realizado durante estos
días por el sur del país. Por ello, la expedición se ha
encontrado con carreteras cortadas, teniendo que buscar
alternativas a sus rutas.
Aún así, los 14 bomberos ceutíes han concluido de manera
satisfactoria su recorrido de nueve días. Según comentaron a
su vuelta a la ciudad autónoma, “a pesar de que esas
personas no tienen nada, dan todo lo poco que tienen”. Sin
ir más lejos, la mayoría de las noches estos hombres
durmieron en casas particulares, en las que les daban cobijo
cuando los veían llegar. Los albergues de ruta y los
campamentos entre mares de dunas han completado el
alojamiento de los expedicionarios.
“La mayoría de los poblados, en los podía vivir un
matrimonio con sus diez hijos nada más, estaban hechos de
adobe, arena, tierra y paja, pero la educación es primordial
para estas gentes”, relataba García. Los bomberos entregaron
todo el material escolar que llevaban en los diferentes
colegios que se encontraban a su paso. Miles de bolígrafos,
lápices y libretas. “Aunque el lugar pareciera inhóspito
siempre te encontrabas niños que acudían a la escuela”,
comenta cuando recuerda que “llegamos a un lugar en el que
no vivían más de 20 personas pero tenían un colegio en
perfectas condiciones, muy coqueto”.
El reparto del material es algo que, aunque parezca
insólito, preocupaba los miembros de la comitiva, por lo que
en la mayoría de las ocasiones lo iban realizando en marcha.
“Llegamos a un lugar en el que, al repartir la ropa, todas
las mujeres que estaban allí comenzaron a pelearse. Lo
pasamos realmente mal”, aseguran.
Decía que puede parecer insólito, sin embargo realmente lo
es. Al llegar a la montaña hueca (lugar en el que se rodó la
película ‘La Momia’) los habitantes salían al paso de los
vehículos al ver levantarse polvo a lo lejos, según cuentan
los bomberos.
Para muchos de los que esta pasada semana pisaron suelo
saharaui no fue su primera vez. Otros tres bomberos se
desvirgaron en este tipo de expediciones. Las palabras de
todos ellos se resumen en “impresionante, una experiencia
que realmente merece la pena vivir”.
En cuanto a la peligrosidad que conlleva la ruta marcada,
dada la cercanía con la frontera de Argelia, pero estaban
bien informados y todo transcurrió según lo previsto. “La
amabilidad de las personas ha sido la nota esencial en esta
misión”, aseguran. Ahora ya están en casa, sus familiares
han recuperado la tranquilidad y ellos aún están
impresionados de lo vivido.
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Agreden a una unidad móvil de bomberos en la barriada
Príncipe Alfonso
Las agresiones que tanto los
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, como las empresas de
servicios públicos, sufren en las inmediaciones de la
barriada de Príncipe Alfonso son una constante. En una
temporada pasada, no muy lejana, los autobuses que cubrían
la línea urbana entre el centro de la ciudad y el barrio
fueron el objetivo primordial de vándalos y grupos de
jóvenes que, a falta de una ocupación en la que sofocar sus
horas muertas, se dedicaban a emprenderla contra el
vehículo, poniendo en peligro la integridad de conductores y
pasajeros. En la tarde de ayer, una unidad móvil de bomberos
fue requerida en las inmediaciones de Príncipe Alfonso, en
la zona colindante con la ITV, cuando fueron apedreados
desde el fortín. El resultado, la luna del camión rota.
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