Partiendo de la base de que el fútbol es más que un deporte,
de que se trata de un acontecimiento social en el que se
mezclan pasiones y sentimientos, los socios de la Asociación
Deportiva Ceuta han sido traicionados por una directiva que
ha consentido que los que no respaldaron al equipo en la
pasada campaña de abonos, ahora puedan acceder al estadio
Alfonso Murube por debajo del precio de mercado.
Que desde los despachos de la entidad se asegure de forma
tajante que con la promoción puesta en marcha por cierto
medio de comunicación de la ciudad no se está perjudicando
al abonado, es de chiste. O esconden segundas intenciones o
deben pensar que los socios tienen un coeficiente
intelectual por debajo de la media. Si no que, tan políticos
ellos, hagan un sondeo a pie de campo para palpar la opinión
de todo aquel que en su día pagara religiosamente la
cantidad convenida. Y es que nos encontramos ante una falta
de respeto al abonado en toda regla.
Lo lógico sería, para evitar suspicacias, que desde el club
se diera un paso al frente y, en caso de solicitarlo,
devolviera al socio el importe correspondiente descontando
las jornadas disputadas.
Felipe Escane, presidente de la entidad, insiste -siempre
que tiene oportunidad- en los medios de comunicación que
esta medida no perjudica a aquellos que componen la masa
social de la entidad, que es una forma de beneficiar al club
explotando sus recursos. Que las entradas se han vendido por
encima del precio pagado por el abonado.
Si, pero eso que se lo cuente a los incondicionales que el
verano pasado, en lugar de querer gastarse ´equis´ cantidad
en cualquier capricho, decidieron invertir su dinero en
apoyar a su equipo de toda la vida. Habría que ver sus caras
cuando supieron, hace algunas semanas, que por un euro
podrían ver a los suyos in situ.
Lamentablemente seguro que estos, las temporadas venideras,
se lo pensarán dos e incluso tres veces a la hora de renovar
el asiento. Con el riesgo de que por este desaire no lo
hagan y que al final el perjudicado sea el club.
Según se ha explicado, se han vendido a la empresa
adjudicataria mil entradas por partido a razón de tres euros
con sesenta céntimos. Lo que supondrían unos ingresos extra
de tres mil seiscientos euros por partido que, aplicados a
los trece partidos que quedan, serían un total de
cuarentaiocho mil euros más en el capítulo de ingresos en el
presupuesto total. Una cifra que no llegaría a los ocho
millones de las antiguas pesetas.
Lo que realmente va a conseguir el señor Escane, por una
insignificante cantidad de dinero con la que apenas se podrá
pagar la ficha a un jugador, es “pan para hoy y hambre para
mañana”. Porque, con medidas como esta, lo que su directiva
va a provocar es que se vea mermada la ya de por sí reducida
masa social.
Si además de engrosar las arcas de la entidad la idea es
fomentar la presencia de público en las gradas del Murube,
lo más lógico sería tomar otras medidas como las que se
llevaron a cabo en Melilla la temporada pasada al dejar los
abonos de tribuna a cincuenta euros y los de general a diez.
Otra posibilidad, para que se vea menos cemento, sería abrir
las puertas de los fondos para que todo aquel que lo deseara
pudiera ver el partido como ya lo hacen mujeres y niños.
Teniendo en cuenta la importante subvención que el club
recibe por parte de la Ciudad Autónoma, además de la
aportación de la Radio Televisión Pública, parece que esta
directiva necesita más y la forma de conseguirlo es
hipotecando el futuro a un interés demasiado elevado.
Como siempre se ha dicho, en esta vida nadie da duros a
cuatro pesetas, y aunque hayamos cambiado de moneda, esta
directiva debe pensar que con medidas impopulares lo único
que se conseguirá es perjudicar a la ´clientela´.
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