Málaga presenta un día extremadamente ventoso y la Purísima
parece estar enfadada porque me he venido aquí, dejando
Ceuta sola y ¿desamparada?... no, Ceuta nunca está
desamparada ni lo estará en el futuro.
Pudiera ser que el aire malagueño me jugara la mala pasada
de hacerme tragar los virus de la gripe, por suerte éstos
andan volando aún demasiado alto como para afectar a los
humanos pero… ¿quién sabe? Si dentro de unos minutos pillo
un resfriado, seguro que no será la gripe asiática, como en
tiempos se decía, sino la gripe malagueña. Escribiendo de
malagueñas me llevo sorpresa al pedir el almuerzo. Resulta
que aquí entiende por “catalana” un bocadillo de jamón con
tomate, pero tomate cortado en rodajas puesto encima del
jamón, o debajo. En Catalunya no es así, es jamón con tomate
pero éste pasado por el pan, como si fuera un rallador y con
un poco de aceite y otro poco de sal. “Catalana” es una
especie de longaniza pero que no los es. Tal vez una especie
de morcilla blanca. Eso es lo que almorzamos de vez en
cuando en Catalunya, pero los malagueños confunden hasta la
sopa. De ahí mi sopresa al pedir un bocadillo de catalana.
Bueno, divagaciones de problemas culinarios ya tenemos
bastante, lo que no parece hartar son las divagaciones
políticas. Como sigo empecinado en escribir sobre el PP, muy
contento me veo cuando los altos organismos nacionales me
dan la razón sobre algunas opiniones que he vertido en éste
diario que empieza a ser querido para mí, tal vez más que el
antiguo diario con el que colaboraba. La razón tal vez esté
en el buen clima que encuentro en su sede, la amplitud de
miras del “jefe” y las puertas abiertas que se me ofrecen
para colaborar o trabajar en “El Pueblo de Ceuta”. Obvio es
que nunca he sido pelota, ni lo seré. Pero a agradecido no
me gana nadie. Y sé apreciar lo que se cuece, no como otros
que después de “mandar” se aprovechan de su mandato para
“mendigar” cargos en empresas particulares.
El comienzo del anterior párrafo se refiere a la tremenda
reprimenda que ha soltado el Tribunal Constitucional al PP
por su irracional proceder en las recusaciones presentadas
ante el mismo contra tres de sus magistrados en un acto de
mala fe. Esa reprimenda sienta un precedente para que los
peperos se amarren los huevos y se traguen la bilis porque
el juego democrático no es el que ellos creen. Hora es que
Rajoy y los restantes dirigentes de la cúpula pepera
comprendan que estamos en un país de derecho, en una
democracia plena en la que son descubiertos los tramposos y
los tahúres. Como sigan jugando con su respectiva bilis
desde la derrota de las pasadas elecciones van a tener que
seguir jugando con las mismas otros cuatro años. Ya está
bien de juego sucio, sacando cartas tramposas de la manga y
cortar de una vez esos insensatos intentos por sembrar la
discordia en el país.
Como es muy difícil que los peperos y sus simpatizantes
entiendan mis artículos de opinión, sólo tengo que esperar a
que las altas instancias estatales pongan las desavenencias
en el mantel de la mesa mediática y así poder hacérselos
tragar a quienes odian aceptar las evidencias. Pero como son
así de “ultras”, no aceptarán los veredictos que se formulen
en el tiempo y en el espacio… por eso mismo; son “ultras”.
En la democracia hay que saber hablar, saber atacar, saber
aceptar, saber claudicar, saber negociar… la vanidad, y con
ella el orgullo y la soberbia, no tiene cabida en el espacio
político porque retrata, desde lejos, las verdaderas
intenciones. Por ello, cuando cambien la actual cúpula,
heredera de los métodos aznarianos, y coloquen a auténticos
políticos de derechas demócratas, escribiré de otra forma.
Mientras, seguiré en mis erres que erres. En democracia
tienen cabida los ricos y los pobres. No sólo está para
enriquecer más a los ricos y empobrecer aún más a los
pobres. Estamos en un Estado de Derecho, estamos en una
Democracia Plena. ¿o no?
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