Es una expresión que se ha oído y
se oye muchas veces, pero en la que no hay un límite claro
de saber cuando se entró.
Hay quien achaca esto al exceso de velocidad y estaría bien
aceptarlo, pero ¿Desde cuando se entra en esa denominación,
y quien está legitimado para poner un límite sí o no?. Para
otros puede aparecer este término en un consumo, más de la
cuenta, de alcohol ¿Con qué cantidad?. La cosa no está clara
aquí tampoco.
Podemos ir más lejos, incluso, en la conducción temeraria,
como es circular en dirección contraria a lo establecido en
una vía, y aquí habría que hablar, además, de gamberrada que
tendría que ser sancionada y con fuerza, por el gravísimo
peligro que entraña.
Aquí si podríamos hablar de verdadera temeridad con lo que
la sanción o las sanciones tendrían que ser por
incumplimiento de las normas de tráfico y por la vulneración
de otras normas civiles, al estar poniendo en peligro a
muchas personas que nada tienen que ver con las carreras o
con las locuras de ciertos conductores.
Llegados a este punto, hay una pregunta que nos hemos hecho
en docenas de ocasiones y es si se está logrando algo,
aparte de engordar las arcas económicamente, con la serie de
restricciones que en los últimos tiempos se han impuesto.
El número de accidentes mortales no ha disminuido, es más,
crece, peligrosamente, se utilice el teléfono móvil o no.
La limitación de la velocidad, especialmente en autopistas o
autovías, tampoco ha reducido los siniestros, bien porque
hay quien se sigue saltando a la torera, cada vez que
quiere, esa limitación, o porque ahí no estaba el punto
crucial de los accidentes.
Y ya que hemos citado el término “punto”, lo que no vemos,
un mes más, es la corrección de los denominados puntos
negros que abundan, sobremanera, en nuestras rutas.
Lo del alcohol es otro cantar, y el hecho de que de las 275
personas detenidas en cinco días, 267 superaba la tasa de
alcohol es alarmante. Y lo es porque con una estadística así
estamos en un 95%, si no más de conductores que salen a la
carretera con una, dos o varias copas de más.
Los cinco primeros días en los que se ha aplicado la reforma
del Código Penal en materia de Seguridad Vial y que pena con
cárcel la conducción “temeraria” ya ha dado las primeras
cifras, pero de ahí a que podamos hablar de resultados media
un abismo.
La casi totalidad de los arrestados ( a partir de aquí
tendrán que hacer muchas cárceles nuevas) 267, había
superado la tasa de alcohol permitida: 0,60 miligramos por
litro de aire espirado o 1,2 gramos por litro de sangre.
Al ser profano en la materia no puedo decir si esos 0.60
miligramos es mucho o es poco, pero que haya un % tan
elevado que lo sobrepasa nos puede indicar que esos 0,60
miligramos es una tasa muy baja, o que la mayor parte de
españoles están alcoholizados. Yo, tratándose de normas que
salen de las directrices de tráfico y su ínclito Pere, me
atrevería a decir que es una chapuza.
Porque, si la ingestión de un vasito de vino, durante la
comida, va a dar positivo, es que, como en otras muchas
soluciones de estos ilustres ineptos ha querido pasar “en
nada” del cero al infinito. Y puedo defender esta teoría al
no ser bebedor y, por ello, ser neutral en el asunto,
mientras que no fueron neutrales en ciertos organismos de
Tráfico en los que han ido al asalto de todo en un “sálvese
quien pueda”, con lo que nada les sale bien.
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