Hay dos individuos en esta ciudad
cuyo protagonismo en los medios es tan continuo como
empalagoso. De forma que ni siquiera Juan Vivas es
capaz de igualarlos. Que ya es decir. Siendo como es el
presidente de la Ciudad. Y sin duda persona que cuenta con
el favor de innumerables ciudadanos. Mientras que
Francisco Antonio González y Juan Luis Aróstegui
carecen del tirón de la calle. Del tirón y de otras muchas
más cosas.
Hubo un tiempo en el cual “Pacoantonio”, que gustaba de ser
conocido también por el alias de Fitipaldi, era despreciado
por el periódico que ahora le hace el artículo todos los
días y le concede más protagonismo que a ningún otro
político de su partido. Y era despreciado porque éste a su
vez no se cansaba de airear lo que él creía que significaba
Rafa Montero en la ciudad. Conservo recortes de periódicos
que son joyas.
Aróstegui era muy dado a mofarse también del editor. Lo
solía tildar de garbancero carente de toda instrucción y sin
la menor pizca de cultura. Y hasta hacía chistes del perorar
de Montero cuando éste mitineaba atiplando la voz y
exagerando el gesto por barriadas donde la entrega de un
objeto de cocina hacía felices a las mujeres que aplaudían
los gallos de tan pobre orador. Incluso habría que indagar
qué relaciones mantenían ambos cuando en la ciudad se
generalizó la costumbre de manifestar los enfados contra la
patronal cegando con plastilina las cerraduras de los
comercios.
“Pacoantonio”, al margen de que entonces le dedicaba muchas
horas a demostrarles a sus compañeros parlamentarios, sus
habilidades conduciendo, tenía tiempo además para participar
en el nacimiento de un periódico con el fin de hacerle la
competencia al decano y así darle por retambufa a un editor
que se había atrevido a participar en la política activa. Y,
claro, ambos se juraron odio e intercambiaron interjecciones
dañinas para los oídos El odio se incrementó cuando Montero
al frente de un partido populista, Ceuta Unida, se jactaba
de decir que su agrupación era conservadora en lo político y
liberal en lo económico. !Toma del frasco!... Que hubiera
dicho el maestro Campmany. Y aun así, pactó con los
socialistas e hizo virguerías al aprovecharse del dejar
hacer de un Fructuoso Miaja que no quería que se
volviesen a repetir los lamentables espectáculos que se
habían producido hasta entonces en los plenos. En los cuales
se dejaba ver ya un instigador que lucía melena y presumía
de anarquista.
El anarquista, marxista, socialista, sindicalista, y luego
defensor de los intereses de las familias con más raigambre
social y económica de la ciudad, es Aróstegui. Cuya
evolución, nunca es tarde para verle ingresar en el Partido
Popular, es fiel demostrativo de inteligencia y de saber
rectificar. JLA hizo luego muy buenas migas con Rafa
Montero. De ahí que el empresario no se canse de airear que
el sindicalista es un tío con quien se puede pactar lo que
sea porque siempre cumple. Por lo tanto, de aquellos pactos
surgió la simpatía que se profesan. Que se besen...
Ahora, mejor dicho, desde hace ya mucho tiempo,
“Pacoantonio” González y Juan Luis Aróstegui gozan de un
tratamiento especial en el diario de quien fuera otrora
político conservador y liberal, qué cachondeo, Rafa Montero.
Todo un espectáculo que podría titularse: “La cachunda”. Que
era un vodevil.
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