El Ministerio de Inmigración de Arabia Saudí solicitó ayer a
su embajador en Madrid, Saud bin Naif bin Abdulaziz al Saud,
que admita a trámite con carácter inmediato a pesar de
encontrarse fuera de plazo los visados de los 204 musulmanes
de la ciudad autónoma de Ceuta (160) y Andalucía (44) que
tenían previsto volar con destino a Jeddah el pasado viernes
y que aún no han podido hacerlo al carecer del
correspondiente permiso. El Gobierno saudí remitió un fax
dirigido a su delegación diplomática en la capital del que
también envió copia a la Comisión Islámica de España, cuyo
presidente, Riay Tatary, ha jugado un papel “determinante”
en la posible solución del conflicto al interceder por los
afectados ante Riad.
A pesar de ello el embajador saudí, que durante los últimos
días se había ofrecido a dar todas las facilidades posibles
al grupo de afectados para cumplir con el quinto pilar del
Islam el año que viene, pero no este, aún no había aceptado
formalmente al cierre de esta edición el requerimiento del
Ministerio de Inmigración de su país, aunque todas las
fuentes consultadas cuentan con que acceda a gestionar los
visados hoy mismo y que los 204 peregrinos puedan volar
desde Lisboa y Madrid hacia Oriente Medio como muy tarde el
próximo miércoles, con lo que podrían llegar a la ciudad
sagrada de Medina antes del sábado, cuando se cerrará el
acceso para prevenir aglomeraciones y avalanchas como las
que causaron más de 300 muertos en 2006.
Fuentes de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE),
vinculada a la federación que preside Tatary, la mayor de
toda España, atribuyeron a este y al ministro de Asuntos
Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, al que los
afectados vienen pidiendo ayuda desde el pasado miércoles a
través de la Delegación del Gobierno en Ceuta y el Ejecutivo
autonómico, un papel “determinante” en la probable solución
del conflicto gracias a su “decisiva mediación”.
De hecho, y aún sin querer “echar las campanas al vuelo” los
peregrinos que, como Mohamed Amar, han ejercido de
portavoces oficiosos del colectivo durante los últimos días,
reconocieron ayer que tras dar prácticamente por perdidas
todas sus esperanzas el viernes, cuando se echaron a la
calle en pleno centro de la ciudad para orar en público
implorando que la embajada hiciera una excepción con ellos,
ayer la situación dio “un vuelco total”. “Si el viernes
teníamos un 90% de posibilidades de quedarnos en tierra hoy
lo tenemos de poder viajar”, ejemplificó Amar, que como el
resto de perjudicados pagó religiosamente los 3.300 euros
que cuesta el viaje, con unos 15 días de estancia en Arabia
Saudí, que incluyen las expediciones, que sólo pueden
organizar agencias avaladas por las autoridades del país
asiático.
“Gracias” a los mediadores
“Tenemos que agradecer a todos los que nos han ayudado, a la
Delegación del Gobierno, a la Ciudad Autónoma de Ceuta, a la
Comisión Islámica de España y a la UCIDCE, todas las
molestias que se han tomado por nosotros”, apuntó Mohamed
Amar, uno de los afectados por las “negligencias” en que,
según la versión de los perjudicados, ha incurrido su
agencia de viajes, que en años anteriores ya ha tenido
problemas para organizar sin contratiempos este tipo de
expediciones, las más sonadas en 1999 y 2006, cuando grupos
similares se vieron obligados a pasar varios días bloqueados
en Málaga y Londres, momentos en los que, como este año,
recurrieron incluso a la Casa Real para intentar no ver
frustrado su viaje.
Cada año unos 200 musulmanes ceutíes viajan a La Meca en
expediciones organizadas por la agencia de viajes local
‘Almina Tours’, a la que los peregrinos culpan de todos sus
males por no gestionar con diligencia y de acuerdo con las
exigencias saudíes su viaje. La pereginación o “haig”, uno
de los cinco pilares de la religión islámica, suele incluir
una primera visita a la Mezquita Al-Haram, donde se rodea la
famosa Kaaba y se bebe agua del Pozo de Zamzam.
Posteriormente los peregrinos visitan la ciudad de Mina y el
monte Arafat. También se suele pasar por la ciudad sagrada
de Medina, donde están enterrados Mahoma y otros fundadores
del islam. Según sus organizadores estos viajes son
“eminentemente religiosos” y los momentos de ocio son “muy
escasos”.
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