No me cabe duda de que mi hijo pequeño ha salido al padre en
todo. Su carácter afable, aunque algunas veces arisco y su
modo de observar la vida cotidiana, me hace ver a mí mismo
en miniatura. Digo esto porque esta mañana, al levantarse,
se encaprichó en desayunar churros. Dicho y hecho lo llevé a
una de mis cafeterías favoritas, ubicada en el mercado de
Hueguin, y famosa por sus magníficos churros… que no nos
pudieron dar porque el churrero estaba de vacaciones
aprovechando el puente. Ni corto ni perezoso mi hijo pequeño
me agarra de la mano y me conmina a que nos larguemos de esa
cafetería en busca de otra con churros, cuando ya nos
estaban sirviendo el desayuno sin ellos. No tuve más remedio
que salir a buscarlos en otra cafetería cercana.
Estamos en Málaga, ciudad de pescados y basuras, gobernada
por el PP, con sus virtudes, pero con más defectos que
virtudes. La ciudad nocturna está dominada por jóvenes de
una condición social muy diferente a la juventud de nuestra
época. Existe una total anarquía en cuanto a actuaciones
sociales y culturales se refiere, con predominio de actos
incívicos y algunas veces peligrosos para el resto de
ciudadanos. Campan a sus anchas con sus vehículos
“tunneados” o no. Se saltan los semáforos alegremente
confundiéndolos con las luces de una discoteca;
complementados con la suelta a toda pastilla de los
volúmenes de los equipos reproductores de música de sus
vehículos Aparcan de donde le salen de los huevos,
dificultando con ello la libre circulación de vehículos,
cuyos conductores tienen dos opciones: aguantar
pacientemente a que se decida a arrancar el coche-obstáculo
o enfrentarse al infractor de manera que al cabo de unos
minutos se vería atacado por todo un batallón de gamberros
solidarios con el conductor-obstáculo.
Confunde la libertad democrática con el libertinaje
gamberrocrático acrecentado con un chulismo fuera de serie…
para maravillar a la pareja ocasional del momento, porque
para otra cosa no se ve la necesidad de esa postura
incívica…
Si ese es el panorama que diviso en una ciudad gobernada por
el PP, incapaz de poner freno a esas actuaciones cercanas a
la “kale borroka” esa, ¿cómo quieren que me crea que ese
partido será capaz de acabar con la ETA? ¿Cómo quieren que
respete a un partido que no respeta la ley ni al Gobierno
legítimamente elegido?
Si me preguntan el por qué escribo que el PP no respeta la
Ley, pregúntenselo a Jaume Matas, ex presidente del PP y del
Gobierno Balear, sólo como una muestra, botón de muestra
como se dice, sobre mis aseveraciones.
Como deben saberlo, Jaume Matas trabaja para el grupo
hotelero Barceló, concretamente en una de las empresas
ubicadas en los EE.UU. ¿Qué es normal?, ¡hombre! Sería
normal si Matas sólo hubiera sido dirigente del partido,
pero como lo ha sido también como Presidente de un Gobierno
de Comunidad Autónoma incumple “groseramente” la Ley de
Incompatibilidades de Altos Cargos de su propia Comunidad
Autónoma, que impide a un ex presidente, durante el año
siguiente a su cese, trabajar en una empresa sobre la que
hubiera tomado decisiones políticas a través de las
instituciones públicas.
Como sabemos, el Gobierno balear, junto con el Ayuntamiento
de Palma, adjudicó en febrero de 2007 un macroproyecto al
grupo antes mencionado. O sea plantar granos para luego
recoger la cosecha en beneficio propio. ¿Qué nombre tiene
esto?
Bueno, seguimos en Málaga con sus pescados, basuras y
gamberros, porque así lo hemos querido y así lo tenemos que
asumir.
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