Juan Vivas, en el Día de la
Constitución, fue calificado una vez más de cobarde y
servil, por parte de Juan Luis Aróstegui: íntimo
amigo de Rafa Montero. Éste, además, no se ha cansado
nunca de decir que estima muchísimo al autor del “Dardo de
los jueves”, porque es persona que nunca le falló cuando se
metió en negocios con él. Ya tienen ustedes, por lo tanto,
motivo para pensar de qué negocios hablará quien fuera
preboste de Ceuta Unida, por estar en posesión de una cabeza
bien amueblada.
Juan Luis Aróstegui, en todos sus dardos, acostumbra a
denunciar la cobardía y el servilismo del presidente de la
Ciudad. Así, cada jueves, ambos adjetivos repican con
monotonía de cigarra canicular. Escriba de lo que escriba el
concejal más nefasto que haya habido en la historia de esta
ciudad, recuerda siempre que nuestro presidente gobierna
dominado por el canguelo y es todo un ejemplo de sumisión.
Diré, por endulzar el segundo adjetivo, que lo tacha de
carecer de originalidad. Creo que el eufemismo demuestra mi
deseo de no encabritar más el ánimo del presidente contra
quien lo trata despectivamente por sistema. Sin duda con el
beneplácito y el regocijo del editor de un periódico que ha
perdido el norte.
Una persona con cargo público ha de estar preparada para
soportar las críticas. Por más que éstas sean muy
desagradables. Pero también ha de ser consciente de que, en
algunos casos, la callada por respuesta es el mejor favor
que le está prestando a quienes tratan de meterle las cabras
en el corral. Acollonarlo, vamos.
No tengo la menor duda de que Juan Vivas habrá leído, más de
una vez, a Maquiavelo. Pero si se le han olvidado los
consejos esenciales de un italiano tan lúcido y tan poco
apreciado, bien haría en volver a leerlo, deprisa y
corriendo. Y poner en práctica, con celeridad, lo que ha de
hacer un buen gobernante si no quiere que lo tomen por el
pito de un sereno. O lo usen cual si fuera el famoso
postiguillo de San Rafael de Córdoba.
Mientras Juan Luis Aróstegui difama cada jueves al
presidente de la Ciudad, corroído por una envidia que daña
su salud, Rafa Montero no ceja de ordenar a sus coristas que
pongan a prueba la cobardía y la sumisión de Juan Vivas, que
tanto airea su amigo Juan Luis. Y lleva ya cierto tiempo
calibrando la paciencia de un presidente cuya forma de ser
le impide actuar como debiera en estos momentos. Máxime
cuando aún es el político más valorado en Ceuta y se ha
convertido, con el paso del tiempo, en uno de los
presidentes autonómicos más respetado en la Península.
Hace ya bastantes meses, los mismos personajes le hicieron
tragar quina a Vivas con el Carnaval y con Emilio
Carreira. Y, dado lo ocurrido entonces, están
convencidos de que pueden seguir presionándole para que se
quite de en medio a cualquier persona que no sea del agrado
de ellos. Con fin no sólo materialista sino también para
presumir del enorme poder que se arrogan el editor y el
sindicalista. Y para jactarse ambos de que cuando “El Faro”
se lo propone es capaz de cambiar el curso de la Ciudad.
Memos.
El cargo ocupado por Francisco Javier Sánchez Paris
es el motivo que ahora esgrimen para desestabilizar al
gobierno. Pero lo hacen de manera tan burda y tan alocada,
que si Vivas cae en la trampa, habrán conseguido lo que
tanto anhelan: demostrar que es verdad que el presidente es
cobarde y sumiso. Y lo machacarán por débil.
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