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OPINIÓN - VIERNES, 7 DE DICIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

En un rincón de Ávila
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Y en dirección a Toledo. No fue el día de ayer, jueves 6 de diciembre, el día más feliz de su historia. Me estoy refiriendo a la localidad abulense de El Tiemblo, de donde un joven guardia civil que cumplía con su sagrada obligación, fue acribillado hace varios días y, tras estar en coma profundo, ha fallecido.

Ya es curioso, que en ese “rincón” del que yo hablo en el titular, en la misma fecha del año, pero en años diferentes, en 1978 hubiera una de las alegrías más grandes del siglo XX, porque gracias a un presidente, Adolfo Suárez, nacido en Cebreros, había una Constitución nueva.

Son hechos muy diferentes, uno de derechos humanos, la Constitución, y otro de ruptura de esos derechos humanos, por una pandilla de pistoleros, que de una tacada, con una sola salvajada, han hecho desaparecer a dos jóvenes guardias civiles, uno que murió en el acto, Raúl Centeno y el otro que murió la víspera de la Constitución, Fernando Trapero.

Y para que , en esta ocasión, todo se quedara casi en casa, ambos eran de la comunidad de Castilla y León.

Pero volviendo al Tiemblo, toda la población se ha vuelto hacia esos canallas que han terminado con la vida de dos jóvenes, 23 y 24 años, que si estaban en la Guardia Civil, estaban cumpliendo con sus obligaciones y a los que no les han dejado terminar en su profesión.

Ayer ha habido, prácticamente, en todos los centros oficiales, un recuerdo grato por el aniversario de la Constitución, pero simultáneamente ha habido ese silencio de cinco minutos en recuerdo de los dos guardias civiles, que nunca más van a estar de servicio.

Lo que más me irrita siempre que hay un hecho de estos es oír la verborrea de los políticos con las mismas palabras que hace 5, hace 10 o hace 25 años. El mismo mensaje siempre que ya está gastado, porque de poco sirve eso de que a ETA se la vencerá con la aplicación de las leyes. Eso no se lo cree ninguno de los políticos que hipócritamente cada vez que hay un atentado salen con la misma petenera, y que queda muy bonito, pero que las muertes siguen y los etarras siguen actuando como más les place.

Ahora mismo estoy recordando una de las frases del que fuera ministro, un buen ministro, de la UCD, en el departamento de Interior, por más señas, Martín Villa:”O ETA termina con nosotros, o nosotros terminaremos con ETA”. Ellos no terminaron con ETA, ellos dejaron el poder, para que lo cogieran otros con la legitimidad que dan las urnas. Los que siguieron tenían el mismo deseo, en este aspecto, terminar con el terrorismo, pero el terrorismo sigue ahí.

Y ya que hemos hablado de leyes, los políticos, en vez de tanto hablar, tendrían que elaborar unas leyes que, de verdad, corten de raíz esta lacra, porque los jueces, mejor o peor, aplican las leyes que han elaborado los miembros del legislativo.

A partir de aquí, a partir de la elaboración de esas leyes más a tono con lo que se necesita para atajar el terrorismo, creeríamos más lo que los políticos dicen, hasta tanto mantendremos la duda de su sinceridad, por considerarlas huecas, sin significado alguno y sin fuerza.

Una frase de esas bonitas, suele quedar bien para el que la oye, pero no creo que suene nada bien hoy para los padres de Fernando Trapero.
 

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