Quién no tiene una Inmaculada en
sus casas? ¿O quién no ha contemplado alguna vez la
Inmaculada, aunque sólo sea como asombro artístico, en
alguna de las plazas de pueblos y ciudades? Siempre
bellísima. El mundo del arte y la literatura,
invariablemente, se ha inspirado en sus cimientos para
levantar la columna de la creatividad. Perennemente ha sido
considerada como un soporte de vida, el reclinatorio
perfecto donde sentirse amparado, comprendido y auxiliado.
Benedicto XVI acaba de presentarla como apoyo en el camino
de la vida. Leopoldo Panero la ha mirado como la miran los
poetas, “… y que aún en mis pupilas tu presencia/
humanamente desvalida vive, / y que mi fe en tus ojos se
recuerda”. Gerardo Diego, visionario, dice: “Era ella
y nadie lo sabía, /pero cuando pasaba/ los árboles se
arrodillaban...” Dámaso Alonso también la concibe como esa
gran ternura indescriptible, como “nieve en que Dios se
posa”. Desde luego, de la poética española han brotado los
versos más níveos, 1as estrofas más auténticas e ingeniosas
en honor de la Purísima Concepción. Sólo hay que hacer
silencio y escuchar: cantigas, cancioneros, donde Lope de
Vega, Tirso de Molina, Calderón, y tantos otros cultivadores
del verbo, atrapados por su pureza, escribieron los más
logrados poemas injertados a la luz.
Si los poetas que han cantado a la Inmaculada son una legión
que no cesa, tampoco en el momento actual, no digamos ya de
los pintores que la han llevado a sus pinceles a través del
tiempo, como Murillo, el Greco, Antolinez, Ribera, Valdés
Leal, o Juan de Juanes…; o las incalculables esculturas
realizadas por los grandes maestros de todas las épocas y
lugares. Museos y catedrales de todo el mundo dan cuenta de
ello, con una imagen que lo dice todo; y, que suele ser,
aparte de una fiesta para la vista, un descanso para el
alma.
Es cierto que el pueblo nunca ha dejado de mirar a la
Inmaculada, hasta llegar a ser un verdadero y propio corpus
místico la mariología. Incluso, cuando la ciencia española
llegó a la más alta cúspide, juraban los profesores
universitarios defender hasta morir el privilegio rnariano.
Precisamente este año, en Lourdes, coincidiendo con el día
de la Inmaculada, comenzarán las celebraciones con motivo
del ciento cincuenta aniversario de las apariciones de la
Virgen Inmaculada a Bernadette Soubirous. Se ofrece ya un
intenso y extenso calendario de celebraciones previstas para
todos los meses del año jubilar, que comenzará con el
coloquio internacional “El mensaje de Lourdes, de ayer a
hoy, de hoy a mañana”. Entender la Inmaculada como esa
plenitud armónica que ha sido captada por poetas y artistas,
en su verdadera pulcritud, será retornar a las raíces del
pensamiento. Somos tierra de María. O sea, tierra de
belleza.
Ella nos habla en cada rincón. Su inmaculado rostro no deja
a nadie indiferente, está dentro de la historia de las
ciencias y las letras, del arte y de la poesía, en la
historia de la cultura y en la cultura de la historia
espiritual de cada ser humano, porque en ella despunta lo
bello del espacio y el tiempo, se cruzan lo infinito y lo
finito hasta entrecruzarse con lo divino y lo humano
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