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OPINIÓN - VIERNES, 7 DE DICIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

El mercadillo de la política, donde todo se puede comprar incluso las más recalcitrantes actitudes, todo es cuestión de ese sucio y maloliente papel que metaliza los corazones, abre sus puertas de par den par ofreciendo toda clase de artículos, incluso los de bromas tan dados en estas fechas navideñas.

Al grito del vendedor: ¡cosa buena traigo hoy!, los posibles interesados en adquirir estos ofrecimientos, a veces hasta hacen cola ante los puestos que más les ofrecen y, por cierto, donde más fácil puede encontrar lo que buscan. En ocasiones, como los charlatanes de feria que van recorriendo los pueblos con sus jarabes milagrosos, los vendedores dispuestos a atraer a la clientela les dan regalos, que hace que estas se mantengan ante sus puestos escuchando, con toda atención , las maravillas que le están ofreciendo.

Mientras el charlatán de turno, en un alarde de facultades, continúa diciendo: “y por si fuera poco, les vamos a reglar además este hermoso juego de maletines, muy apropiado para viajes de negocios”.

Estos mercadillos de la política son, más o menos, como las tómbolas que se instalan en los recintos feriales, donde para que la clientela no se mache o atraer un mayor número de clientes, empiezan a regalar tiras numeradas diciendo que la próxima jugada será gratis.

Usted, cosa lógica, coge la de regalo y se pega dos horas esperando la jugada gratis. Es más, esa espera le obliga a comprar tiras de jugadas para ir haciendo tiempo. O sea nadie regala nada. La cosa está en que, te doy esto pero a cambio tú me das lo que te pida.

Este mercadillo de la política existe y existirá mientras haya intereses por ambas partes, tanto del vendedor como del posible comprador. Siempre, sin discusión alguna, se vende a cambio de algo. Nadie te regala nada por tu cara bonita. Y si alguien se cree que le están ofreciendo, incluso gratis algún artículo, es un pobre incauto.

A veces, en este mercadillo de venta y compra, hay cosas que no llego a entender. Seguramente porque, entre otras cosas, no soy político o igual soy más inteligente que esos mercaderes baratos que se autodenomina político sin tener ni p.., idea de lo que es la política o el ser político.

Oiga, amigo guardia, esos mercadillos de la política están en todas partes, no se me vaya a creer que es exclusiva de las grandes ciudades. Sise cree eso, amigo guardia, está usted más despistado que un pingüino paseando por Ecija, en pleno mes de agosto a las cinco de la tarde.

Mismamente aquí, en nuestra tierra, existe también ese mercadillo donde el yo te doy lo que tú quieres, y tú me das lo que necesito y si a ese que le habíamos ofrecido la mercancía antes que a ti, se enfada, que le vayan dando. Los negocios, son negocios. Antes me interesaba vendérselo a él y ahora me interesa vendértelo a ti.

Ahora, te quiero aclarar, que si te doy esta mercancía que a ti te interesa, tú me tienes que prometer no poner ninguna pega a la hora del reparto de los beneficios entre la familia. ¡País!
 

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