Acostumbrados como estamos a ser
noticia al otro lado del Estrecho por asuntos de lo menos
enorgullecedores, la ciudad parece no estar prestando toda
la atención que merece al joven director de cine ceutí
Abdelatif Hwidar, que con el cortometraje ‘Salvador
(Historia de un milagro cotidiano)’ está llevando el nombre
de Ceuta con mucha mayor dignidad y mucho más lejos que
muchos otros que, en cambio, tanta atención y recompensas
reciben.
Nacido en Ceuta, de padres árabes y con media trayectoria
académica en árabe y la otra en castellano, Hwidar acaba de
ganar el primer premio del V Festival de Cine Internacional
de Tirana y opta a los Premios de Cine Europeo 2007 y a los
Premios Goya. Su obra, una pieza deliciosa que propone una
visión “sin juicios de valor” sobre la masacre terrorista
del 11 de marzo de 2004 en Madrid, despierta “grandes
pasiones” en los espectadores y “sensaciones
contradictorias”.
No es lo único particular de este cineasta de 36 años cuyo
ejemplo debería servir para demostrar en la ciudad del
fracaso escolar que la formación es el camino para atajar el
desempleo y tantos otros males locales. Primero por haber
sabido salir de su casa a formarse. Después, por saber
sacrificarse y, aún acumulando estudios universitarios,
trabajar desde hace unos años como técnico de televisión,
alternando la realización de programas y documentales además
de alguna que otra intervención como actor.
Después, porque como él mismo ha explicado en diferentes
entrevistas, no ha permitido que su origen acabase siendo un
lastre para él. Tal vez por ello decidió que no podía
renunciar a contar la historia que tenía en la cabeza cuando
le asaltó una duda de qué pensarían de él, de origen
musulmán, por hacer una película sobre el 11-M.
Independientemente de la indudable calidad de su obra, su
actitud es un ejemplo a difundir y a seguir por muchos de
esos jóvenes que dicen estar desmotivados en las aulas.
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