Innumerables han sido los intentos de sacar a flote la
Escuela de Fútbol. Ateneo, con más o menos caracter oficial,
donde descubrir jóvenes valores del balompié caballa.
Pulirlos cuan si forja fuera de futuros campeones,en la
mayoría de los casos intentar llevar a cabo ilusiones y por
lógica, en menos cuantía hacerles realidad una fructífeta
profesión. Demasiados proyectos han quedado en el camino.
Uno trás otro se han ido despeñando por el precipicio del
desencanto, sin errar podríamos afirmar por el Salto del
Tambor.
Que se nos venga a la mente, en la segunda mitad de los
ochenta correspondió a Manolo de la Torre meterle manos al
asunto. Con fuerza, con ganas este carismático técnico, del
que sobra todo tipo de preámbulos, echándole valor a lo
encomendado y, según tenemos entendido pegándole algún que
otro pellizco a su particular bolsillo, incluso dejando
inservible su vehículo emprendió, un estúdio que le debería
conducir a consolidar tal empresa. Trás diversas visitas a
instalaciones y escuelas balompédicas - Real Sporting, Mareo
(Logroño), La Bañeza, Vicálvaro...- repartidas por
diferentes puntos de nuestro pais, las conclusiones se
pasmaron en folios. A la vuelta a casa, la espera se hizo
eterna. Nada salió adelante. D. la Torre, terminó por
abandonar.
Pasado el tiempo, le tocaría el turno a uno de los vecinos
más queridos de la barriada El Sarchal, Pedro Cerezo,
extraordinario centrocampista del Ceuta quién, al colgar las
botas fichaba por el Instituto Ceutí de Deportes. La empresa
a llevar a buen puerto, la misma: la creación de la Escuela
Municipal de Fútbol. Idéntico desenlace que su predecesor.
Aburrimiento, idas y venidas, en definitiva borrageo a tope.
El bueno de Cerezo, después de aprobar oposiciones se nos
marchó al otro lado del Estrecho, a la vecina Sabinilla,
donde ejerce magisterio y en sus ratos libres dirige una
escuela de fútbol, trás un largo periodo presidiendo el
primer equipo de la ciudad.
Ya en tiempos más cercanos y trás la desaparición de nuestro
añorado Eugenio Canas, los rumores apuntan hacia Mohammed
Alí Amar «Nayin». Uno de los jugadores, con más técnica
individual que ha tenido la liga española. El mismo que en
Paris, en 1995 dió la recopa europea al Zaragoza, en un
inspirado minuto ciento veinte y contra el Arsenal inglés.
Según parece, siempre haciéndonos eco de los comentarios,
Nayim estaria dispuesto a configurar un equipo de trabajo en
el que primaría el oficio de algún que otro veterano de
renombre y entusiasmo de jóvenes preparadores.
Noticias que surgieron aproximadamente a principio de año.
Concluyó el verano, se acerca el final de año. Enésimo
proyecto que mucho nos tememos podría tener pa-recido
desenlace que los anteriores.
Por muchas vueltas que le demos al asunto, no llegamos a
comprender donde radican los inconvenientes. La intención es
buena. Aún mejores los objetivos a conseguir. Trabajo con la
juventud y en un campo donde el éxito está asegurado al cien
por cien. Con un mínimo de acierto, las satisfacciones
empezarían a surgir en un par de cursos.
El fútbol ceutí jamás alcanzó más alta cota que cuando
estuvo bajo la influencia de jugadores nacidos en esta
tierra. Hubo un tiempo, en el que el primer equipo de la
ciudad llegó a configurar un once titular con nueve nativos.
En una segunda división «B». En la categoria de plata. El
refuerzo en algunos puestos claves, gente de calidad, de
primera línea que domingo trás domingo sentaban cátedra en
el Murube, fué habitual que nos llegara de Algeciras para
arriba. La base, el armazón del conjunto pertenecia al
«Cincuenta y cuatro». Hagan memoria : Lolo, Malaver, Luque,
Angelin, Lima, Almagro, Cherino, Cerezo, Kubalita, Castillo,
Serrán, Bianqueti, Vega, Pedrito, Bocoya.....
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