Ras mizián” (Buena cabeza). Y
reflejos. Tal ha sido la postura de las autoridades
marroquíes al prohibir la marcha sobre el islote de Perejil
(o “Taula”) aprovechando un mero defecto de forma, que el
maniobrero y desvergonzado (además de supuesto maltratador,
¡cobarde!) senador Yahya Yahya podría obviar reclutando para
su causa a cualquier vecino de la comuna (ayuntamiento) sita
en las inmediaciones de Perejil, desde cuyas aguas el
susodicho intentaría alcanzar el cercano objetivo. Claro que
para ello sería preceptivo el permiso del caíd local, quien
a buen seguro estará como un manojo de nervios (al pobre
hombre le ha caído un buen “papelón” encima) a la espera de
las últimas instrucciones de la wilaya.
Mientras desde España parece llegar un suspiro de alivio,
los vecinos marroquíes fieles a la vieja táctica morisca de
la “media vuelta” amagan, tras el bloqueo de la expedición a
Perejil, con volver a la carga. Ya se lo comentaba el pasado
lunes, durante la cena en Tánger organizada por la
‘Asociación de Periodistas Europeos’, a varios de los
presentes: “yo no bajaría la guardia”. Efectivamente, ayer
mismo la ‘Coordinadora de las asociaciones de la sociedad
civil en el Norte de Marruecos’ ha emitido un comunicado
desde Nador, firmado por su presidente Jamal Dardori,
convocando una marcha multitudinaria sobre Melilla y Ceuta
entre los días 14 y 15 de este mes, poco antes de la “Fiesta
del Cordero” si bien, es preciso advertirlo, aun no contaría
con la preceptiva autorización gubernativa. En principio,
una caravana de vehículos organizada bajo el lema
“liberación y desarrollo” se concentraría el sábado 15 en
Tetuán, para a continuación y después de una rueda de prensa
(a la que serían invitados medios nacionales e
internacionales) en M´diq, Rincón, converger camino de la
“Sebta ocupada” sobre el paso fronterizo de El Tarajal.
Me constan las inquietudes de las autoridades marroquíes,
presas de un doble discurso y de las propias contradicciones
de la política exterior alauí (más que marroquí, no
confundamos la parte con el todo), que ha basado gran parte
de su estabilidad en el interior con un continuo salto hacia
delante fomentando la inestabilidad en sus fronteras (por
cierto, ¿cuáles son al final?) como forma, indirecta, de
fomentar la adhesión alrededor del Trono. El binomio es
conocido: “Watan-Malik” (Patria-Rey). Y, por supuesto, a la
mayor gloria de Aláh. Por cierto, ¿desde cuando Alah-Dios es
nacionalista…?. Porque la “Umma” o comunidad musulmana
(seamos rigurosos teológicamente hablando, Corán en mano) es
otra cosa.
Otro problema de fondo es que al Reino de Marruecos la
situación puede írsele de las manos, al menos en cuanto el
movimiento islamista se posicione sobre el particular y
articule su maniobra: en el exterior, el “yihadismo
salafista” de Al-Qaïda ya lo ha hecho; en el interior, los
islamistas parlamentarios del PJD (Partido de la Justicia y
el Desarrollo) ya hicieron buen acto de presencia en las
pasadas concentraciones de Tetuán y El Tarajal mientras su
portavoz en el Parlamento, Abdelilah Benkirán, declaraba a
la cadena ‘Al Yazira’ ¿”Por qué no otra marcha verde, ahora,
sobre Ceuta y Melilla?; agazapados, los disciplinados
militantes de “Justicia y Caridad” esperan su oportunidad…
Pintan bastos. Ya lo verán.
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