Se han enterado de la última
mamarrachada de los vecinos del sur? Sí. Esa parida
porculerilla de, nada más y nada menos que “conquistar” el
próximo día 10 la isla española de Perejil. ¿Qué musitan con
agrias expresiones y gesto de estar paladeando un sorbete de
meada de vicuña? ¿Qué lo que desean es lanzarnos un pulso y
a la par tocarnos las pelotas?. Sin problema. Puestos a
hacernos los chulillos y echar pulsos, se les toma la
palabra y se recoge el guante. ¿Qué vaya la Legión, si se le
ocurre a un morito emperejilarse en el islote? Por supuesto,
la Legión, la prensa y los del Tomate, porque, una acción de
guerra sin prensa se ha vuelto de una vulgaridad aplastante
y como el tema es de película de Torrente y encima carecemos
de CNN; que lo recojan para la posteridad los tomateros y la
Belén Esteban como enviada especial del programa de Ana
Rosa. ¡Nivelón!.
Pero, digo yo ¿Merece la pena gastarse los dineros de la
gasolina de los helicópteros y las dietas extra de la tropa?
Y no hablo de renunciar a la españolidad de uno solo de los
milímetros que integran nuestra Patria, sino de responder a
la manera sarcástica del Mío Cid y con los ardiles de la
Reina Católica, ambos personajes de recia raigambre y
proverbial mala leche. Y se va y se le dice a los aspirantes
a okupas, que nunca lo serían sin el beneplácito de Rabat
“Vale. ¿Queréis quedarse el Perejil? No hay problemas, no se
renueva un solo permiso más de residencia a los marroquíes
residentes en España y se los quedáis también a ellos, a la
manera de los llanitos de Gibraltar es decir “De vuelta
p´atrás” y os llenamos Marruecos de moritos retornados, con
los instintos de los gatos rabiando” ¿Se figuran la jugada?
¿Se figuran el soponcio de Rabat de tener que encajar a unos
cuantos miles de parados más y encima con “los derechos
humanos” aprendidos de carrerilla?. El régimen alaouí no lo
soportaría.
Como los españolitos no soportamos las provocaciones
gratuitas, ni a los traidorzuelos con ínfulas, ni a los
chupópteros renegados. Y no hablo de las alturas moncloítas,
con ese paternalismo baboso y acomplejado que se gastan con
los vecinos del sur, sino del pueblo llano que tiene que
tragarse que aquí se construyan mezquitas financiadas con
los dineros del integrismo saudí y en Marruecos nos
prohíban, no ya construir un oratorio, sino ni tan siquiera
repellar una Iglesia. Los españoles nunca hemos sido unos
cagados ni unos entreguistas, ni unos cobardes ni unos
“primos” y no vemos el por qué, los imanes islámicos pueden,
con toda clase de libertad y facilidades predicar, hacer
proselitismo y convertir a cristianos al Islam, sin que les
tosa ni el gato y nosotros, los cristianos, tenemos
terminantemente prohibido realizar conversiones en
Marruecos. Y eso que, los de allí, no están excesivamente
fanatizados, porque allí está prohibido pero, en otros
paraísos islámicos le cortan directamente el cuello al
misionero de turno.
Y esa falta total de reciprocidad humilla al pueblo español.
Nos hace sentir indefensos, desprotegidos y sin unos
Gobernantes que den la cara por nosotros. Al revés, no dan
la cara, pero ponen el culo. ¿Merece la pena el patatús del
ministro Alonso, correteando por los pasillos por la
“amenaza” de cuatro jilipollas que no tienen ni media guantá?
Es más, ni falta hace que vayan nuestros soldados a dar la
cara por el peñasco, los varones de cualquier buen clan
gitano, con su patriarca al frente y la cacharra en la
cintura , se alargan al Perejil y no hay pelotas para que
allí ponga la pezuña ni una cabra. Y si la pone, de seguro
que se le agria la leche. ¿Qué dicen con sonrisas
picaruelas? ¿Qué a quienes mandaría y estarían encantados,
porque, más patriotas que los calés no los hay en la tierra
entera? No sé, a los varones invitados a la boda del
Farruquito por ejemplo, o a mis primos los Fernández Reyes,
o a los Pichitas y los Gaticos, que también me tocan por vía
de madrinazgo, o a los Charros, que tienen mucho arte, o a
los Coloráos de Salamanca. O a ustedes, o yo misma, lo malo
es esta raza nuestra, que nos dan la mano y nos tomamos el
brazo y nos arrevolicamos y nos vamos para el peñón de los
cojones y nos da la alferecía y ponemos la frontera de
España en Larache y los de allí loquitos de contento, porque
no conozco a un paisano mío , a un morito, que no quiera ser
español. ¡Miren que tienen tarea!. Pues ya saben, lo mismo
el día diez tenemos que alargarnos en un charter a arreglar
alguna avería, con toda la tropa de fotógrafos y
presentadores del Tomate, a mogollón ¿Qué como le llamaría
yo a la crónica de guerra? Pues, como esto es un cutrerío
cañí, le pondría un título que sonara a cine de los sesenta
y de Alfredo Landa, algo así como “¡Vamos a españolear!”
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