En cuanto tuve noticia del atentado cometido en tierras
francesas por los asesinos etarras contra dos Guardias
Civiles, sentí dentro de mí una tremenda rabia
indescriptible, que creo la sentirán todos los españoles.
El sentimiento que siento contra estos actos criminales,
cobardes, obra de capones no es fácil de expresar por
escrito y menos de transmitirlo.
Se siente como un dolor propio, importándome por encima de
cualquier otra cosa la condición de ser humano leso por otro
ser humano, éste de cerebro maltratado.
Estos hechos son condenables de manera firme, pero sin bajar
hasta la ruin mezquindad de los autores. Terroristas
repudiables, con mucho, y merecedores de un total desprecio
como ellos lo hacen de la vida de cualquier ser humano.
Esto es parte del sentimiento que siento cuando ocurre
cualquier acto que rompa del ritmo de la vida… y también es
aplicable a esos otros miserables que no dudan en utilizarlo
para sacar provecho político en momentos de alta tensión en
el país.
Miserables que no dudan en faltar al respeto a la familia
del Guardia Civil asesinado atacando al Gobierno de la
nación, sobretodo a su presidente, cuando deberían atacar
con esa misma furia a los asesinos.
Más evidente se hace la verdadera e hipócrita cara de la
Asociación de Víctimas del terrorismo (AVT) cuando se niega
participar en la manifestación contra ese acto convocada
para hoy, por el martes, y demuestra a las claras las
verdaderas intenciones de su existencia.
Cuando un presidente del gobierno ve entorpecida su labor
por la postura del principal partido de la oposición en su
lucha contra el terrorismo, su lucha contra éste es doble y
merece ser reconocida, nunca atacada. Yo, en mi opinión,
defiendo la postura inicial de Rodríguez Zapatero porque
daba resultado, en su momento, para aplacar las ansías
criminales de los terroristas. Pero al no existir unidad en
la propia lucha contra el terrorismo, los viles asesinos
etarras aprovechan la coyuntura para hacer de las suyas.
Tanto, o más, culpable es el PP de ésta situación y a nadie
se le oculta que juega al todo por el todo, quien afirme lo
contrario miente, con tal de derrotar a los socialistas con
medios poco o nada democráticos. Que no vengan con el cuento
de que los desvergonzados y sin sentimiento del honor
provocadores en el funeral y en las manifestaciones son
gente ajena al partido… son gente del partido y que votan al
partido. Más claro… agua de Lanjarón.
Los sentimientos de un pueblo no se deben forzar por
verborreas incendiarias, buena prueba de ello lo ha dado el
pueblo de Venezuela votando NO a la pretensión dictatorial
de Chávez, y por tanto no se debe fomentar el odio y la
partición de España, que es lo que está haciendo
efectivamente éste PP, para mí ahora aborrecible, cuando
debería imperar la lógica del sentido común y no las
advenedizas ambiciones de cierto sector pepero… Rodrigo Rato
es un buen demócrata de derechas y ha visto la deleznable
actuación demócrata que realiza su propio partido al negarse
a cualquier acuerdo con la actual cúpula y largarse a
Londres para trabajar en la banca.
En momentos de alta crispación de la sociedad contemporánea,
bastante veterana en la democracia a estas horas, no
conviene provocar situaciones de más crispación aún y abogar
por el entendimiento general para la paz. Nada hay peor que
provocar a un loco que cometa el acto a través del que está
dominada su locura. La conciliación es una palabra que no
sólo debe ser utilizada en las relaciones laborales… también
vale para la política en general.
El destino quiera que las mentes de los españoles se una de
una vez por todas y comprendan que sólo puede valer el
derecho a una democracia plena y condenar unánimemente a
quienes tratan de hundirla. A los criminales ni agua.
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