Por si el equipo de fútbol, la AD
Ceuta, nos estaba costando poco, ahora, el capricho o la
inutilidad, a la hora de haber buscado un técnico, nos lleva
a hacer un nuevo desembolso con la destitución de Diego
Quintero.
Es inexplicable y sólo visto desde el no saber por donde se
anda, deportivamente hablando, puede justificar esta
destitución.
Y que ni la propia directiva se aclara, nos lo ha demostrado
en la rueda de prensa del lunes por la tarde, en la que el
propio presidente, a mis preguntas no daba una razón tajante
del por qué de la marcha del entrenador. ¿Estaba ya
fulminado el entrenador antes de ir a Jaén?, esta era mi
pregunta inicial, a la que se respondió con un NO rotundo y
seco.
Y no se aclaró mucho más al yo seguir insistiendo en si
hubiera seguido el técnico si se gana en Jaén, esto es,
habiendo marcado Berruezo el penalti: “Como eso no se ha
dado no se puede responder a más que se dio un empate”.
Nos quedaremos, pues, con las ganas de oír una razón seria y
concluyente del “por qué”.
Personalmente creo que ni es el momento, ni se podrá mejorar
o empeorar mucho el rumbo del equipo con el cambio, porque
al estar, ahora, en tierra de nadie, un resultado adverso lo
pondría mal, pero uno favorable lo colocaría arriba. Con un
solo resultado.
Esto quiere decir que no habrá que satanizar al siguiente,
si vienen mal dadas, ni habrá que subirle a un pedestal si
asciende cuatro o cinco puestos de una sola tacada. El
equipo, tal y como está, puede pasar por una o por la otra
circunstancia.
Mal camino hemos tomado, y muy malo, por entrar en el juego
de las destituciones, pero todavía peor porque acarrea un
gasto más que, creemos, no estaba en los presupuestos, a
priori.
Claro está que como el dinero viene “del cielo” pues “venga
a nosotros tu reino” y a pedir a la santa casa madre, para
despilfarros absurdos y para poder decir, si es que llega el
día, “nosotros también hemos metido el equipo entre los
cuatro primeros”, me parece muy bien, pero ¿A qué precio?.
Eso es lo que habrá que ver en su día y sacarlo a la luz,
como se airean otros comunicados, dicen, de épocas pasadas.
No nos vale eso de “ y tú más”, nos sirve el hecho de que si
hay gastos esos gastos se vean compensados con lograr los
objetivos o con acercarse a esos objetivos, con los planes
trazados desde el principio, no con las “chapuzas” de
cambiar al técnico para que el personal, el poco personal
que va a Alfonso Murube, no mire al palco.
El Ceuta está en segunda B, esto no es la regional, ni el
equipo de juveniles, y por tanto, cada paso que se dé tiene
que ser seguro, cada decisión seria y no escudarse (manda
huevos) en que la prensa echó, o casi echó, al entrenador.
La prensa lo que ha hecho ha sido decir lo que se estaba
cociendo desde hace varios días, pero la prensa lo que no
hace es preparar el terreno para que la imagen de otros
quede inmaculada.
La prensa si sabe cosas de dentro es porque los de dentro se
lo soplan, y aquí ha sido la directiva la que ha echado al
entrenador y, repito, ampararse en los resultados es el
tópico al que recurren los que no tienen otras razones
serias, claras y concluyentes. Mala cosa es empezar así,
cuando todavía queda tanta competición por delante. Aquí de
originales tampoco han tenido nada.
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