Las cosas se están complicando y,
al parecer, quien tenía que ocupar cierto puesto va ser
defenestrado en beneficio de otro. Son jugadas que realizan
la política y los políticos, en la creencia que esa jugadas
les reportará más beneficio que dándosela a quien se lo
habían prometido.
Dicen que el hombre es el animal que tropieza dos veces en
la misma piedra y que la confianza mata al hombre. La verdad
es que le personaje que, al parecer, tiene todas las
papeletas para ser defenestrado, con el enorme perjuicio que
ello le va a ocasionar, ha tropezado más de dos veces en la
misma piedra y su confianza ha sido tan ciega que
políticamente lo han matado.
Ya me lo decía la sabia de mí abuela “no te fíes ni de tu
padre”. La recomendación me parecía un poco exagerada, por
qué quién no se va a fiar de su propio padre. Servidor, sin
ir más lejos, tenía fe ciega en el mío.
No es por contradecir a la sabia de mí abuela cuyas palabras
y consejos, para mí, iban a misa. Pero abuela, con tu
permiso, no sería mejor decir, en vez de no te fíes ni de tu
padre, “no te fíes de ningún político”. No es por nada, mi
adorada viejita, pero creo que sería mucho más justa la
última de las frases.
Tengo que decir, por adelantado, que no creo ni en la
política ni en los políticos, simplemente creo en las
personas que ocupan cargos políticos según las actuaciones
que como tales políticos lleven a cabo. Y son, precisamente,
esas actuaciones en beneficio de los pueblos, de las
Comunidades o de la Nación, lo que me hace creer en esas
personas que actúan de políticos.
Por eso jamás he creído ni voy a creer en esos politiquillos
del tres al cuarto, personajillos de medio pelo con gorra y
pito, a los que la tómbola de la vida les dio la suerte,
enorme suerte, de encontrarse con algún que otro cargo que,
en su vida, se hubiesen echado a soñar. Desgraciadamente, en
democracia, esta fauna de inútiles y vividores está bastante
extendida aunque, eso si, conforme el pueblo va aumentando
en su conocimiento de lo que es y significa democracia va
desapareciendo de la política, por el bien de los pueblos.
El personaje al que, al parecer, quieren defenestrar,
diciéndole donde dije digo, digo Diego, insisto ha tropezado
más de dos veces en la misma piedra y no ha escarmentado del
engaño al que fue y sigue siendo sometido. Que digo yo que
debe ser masoquista y le va la marcha. Porque de otra forma
no entendería su actución,a sabiendas de que, en cualquier
momento le pueden quitar el caramelo que le habían
prometido. Situación, esta, que una vez, ha vuelto a suceder
y si me apuran con los mismos personajes.
Una de las cosas que más debe considerar un político u lo
que sea, que tampoco hay que exagerar, es conocer en todo
momento esos extraños compañeros de cama que, en ocasiones,
tiene que soportar. El desconocimiento del personajillo le
llevará, sin duda alguna a cometer un grave error en
política. Y los errores, ya se saben, en política son de
difícil solución.
Una vez más, criaturita mía, te han llevado, como
vulgarmente se dice, al “huerto”. Que mala es la confianza.
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