Durante toda la tarde de ayer permanecieron los hermanos y
voluntarios de Cruz Blanca en el Paseo del Revellín. La
congregación instaló un stand con motivo del Día
Internacional del Voluntariado con el objetivo de promover
la acción solidaria entre los más jóvenes. Además, se leyó
un manifiesto y se repartieron roscones de Navidad y
chocolate caliente.
La congregación de los Hermanos Franciscanos de la Cruz
Blanca se instaló ayer durante toda la tarde en el Paseo del
Revellín para celebrar el Día Internacional del
Voluntariado. Para ello, organizaron diversas actividades en
su stand que gozaron de mucho éxito.
Según explicó el superior de la congregación en la ciudad,
el hermano Aurelio, “se trata de captar voluntarios entre
los más jóvenes y explicarles el cometido de la Cruz
Blanca”. Actualmente, cuentan con 80 voluntarios pero el
hermano Aurelio resaltó que “ahora hay que trabajar en un
voluntariado con una relación más directa, ya no se trata de
ir a las casas a lavar o planchar, sino de que saquen a la
gente a la calle, a pasear, al teatro”.
Durante la tarde, los niños que pasaban por el lugar
dibujaron en paneles instados por los voluntarios, dejando
mensajes de solidaridad e igualdad. De la misma forma, se
repartieron roscos de Navidad y chocolate caliente a los
viandantes.
A las 8 de la tarde, los voluntarios leyeron un manifiesto
en presencia del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, y la
consejera de Bienestar Social, Carolina Pérez. El documento
destacaba que el ejercicio del voluntariado “puede parecer
pequeño pero es que está hecho de pequeñas cosas y gestos
que hoy queremos poner de manifiesto, creando un hogar para
los más pequeños”. Después se leyó un cuento de piratas que
hacía una alegoría de la labor solidaria de los voluntarios.
El acto concluyó con una pequeña traca de cohetes.
|