Fernando Jover, director del Centro Asociado de la UNED en
Ceuta, ha sido investido Caballero de la Real Orden de San
Fernando en la catedral madrileña de La Almudena. Los
bronces de las altas torres del monumental edificio dejaban
caer pausadamente las campanas de las ocho de la tarde
cuando la blanca bandera de la Real Orden iniciaba la
solemne procesión claustral hacia el altar mayor, mientras
la coral madrileña llenaba el templo con sus suaves y
melódicas notas gregorianas.
El largo y variopinto cortejo cívico-religioso lo formaban
los austeros caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalem con
sus pulidos hábitos negros, los Caballeros mozárabes
luciendo sobre la diestra de sus capas la típica cruz
blanquiazul, los Infansones de Iyesea cubiertos de rojos
birretes, los caballeros de la imperial Orden de Yuste, las
Damas de la Real Orden de San Fernando, etc. Y cerrando la
comitiva, el Cabildo Catredalicio.
Los nuevos miembros que iban a recibir su ingreso en la
Orden ocupaban los primeros puestos.
Entre los candidatos figuraban altos cargos del cuerpo
diplomático, como el embajador de los Estados Unidos y su
distinguida señora; dignidades eclesiásticas; mandos
superiores del Ejército, como tenientes generales;
prominentes personalidades del mundo de las artes como el
pintor D. Diego Gabarrón...
Después de hacer profesión de fe de Caballeros fueron
postrándose ante el Gran Canciller para recibir sobre sus
hombros el golpe de espada por el que quedaban armados
caballeros.
Cuando le tocó el turno a nuestro caballa de adopción,
Fernando Jover, acompañado de su padrino el Iltmo. D. Luis
Manso, Caballero de la Orden de Malta, todos nos sentimos
orgullosos y nuestro corazón y nuestros pensamientos volaban
hasta nuestra querida Ceuta viendo cómo uno de nuestros
paisanos era sujeto activo en tan altísimo acto con tan alta
distinción.
Una Eucaristía coronó la investidura, para después pasar a
una cena en el Club real, durante la cual se leyó una
sentida carta de felicitación a los nuevos Caballeros de S.M.
el Rey.
En la sobremesa, departiendo con los embajadores de Canadá y
Rusia vimos de este último, en conversación con los ceutíes,
unas palabras que nos llenaron de alegría y satisfacción.
Al saber que éramos de Ceuta, categóricamente y
espontáneamente se exclamó: “¡Hermosa ciudad española!”.
Así transcurrió el solemne y emotivo acto de investidura en
una espléndida tarde del mes de noviembre del año 2007 a las
ocho de la tarde en la catedral madrileña de La Almudena y
que, en gruesos trazos, hemos descrito aquí para que redunde
en la gloria de nuestra muy amada ciudad autónoma de Ceuta.
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