Ajuzgar por sus declaraciones
públicas de intenciones, el Presupuesto de la Ciudad
Autónoma para 2008, que a través de los Planes plurianuales
de Juventud, Igualdad, Incusión Social, Salud e Inversiones
perfila ya lo que quiere hacer el Gobierno durante el
próximo sexenio, aspira a lo que el Premio Príncipe de
Asturias de Ciencias Sociales de este año, Ralf Dahrendorf,
ha denominado “la cuadratura del círculo”.
Como hizo en 1995 el sociólogo británico nacido en Alemania,
cuando tituló así un libro que apoyó con el subtíulo
‘bienestar económico, cohesión social y libertad política’,
el Ejecutivo autonómico parece haber encontrado la respuesta
a cómo compatibilizar en las sociedades libres la
prosperidad económica creciente con la necesaria cohesión
social.
Según sus propios argumentos, el Gobierno de Vivas entiende
que su Plan de Inclusión Social “supone un reconocimiento
político de primer nivel y un compromiso para establecer una
sinergia de recursos coordinados en la erradicación de las
problemáticas que afectan a un determinado número de hogares
en la Ciudad Autónoma de Ceuta”.
Sobre el papel, la filosofía del proyecto es intachable.
Falta por saber si la Ciudad ha calibrado bien todos los
flecos de su proyecto y ha encontrado las “falencias” que ya
identificaba Dahrendorf en su texto: “Se trata de políticas
que se encuentran en perpetua tensión y que no se
retroalimentan de manera armónica y natural”, advertía, sino
que “por el contrario, cuando se refuerza sólo a alguna de
ellas se debilitan las otras”.
¿Está la economía de la Ciudad preparada para asumir los
ambiciosos programas de acción social que pretende poner en
marcha el Gobierno? La portavoz del Ejecutivo aseguró ayer
que sí y deseó que su boyante situación se mantenga mucho
tiempo. La Asamblea debe calibrar muy bien el esfuerzo que
es capaz de asumir en esa tarea porque, de lo contrario,
corre el riesgo de generar un problema añadido.
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