El sábado es el día indicado para ir a comer fuera de casa
con la familia y más cuando el clima ceutí invita a ello… la
verdad es que, después de una larga ausencia, no me acordaba
de que en éstas tierras españolas ubicadas en el norte del
continente africano nunca había llevado abrigo, lo que se
dice abrigo de verdad, y no por situaciones de penuria
económica sino porque no era necesario. Bastaba con una
chaqueta o jersey grueso para combatir las imaginarias
secuencias de frío. En Catalunya hasta dentro de casa tenía
que ir bien abrigado y salir a la calle ya era un suplicio…
oreja expuesta oreja congelada. Aquí, en Ceuta, cuando subo
por calles de fuertes rampas ya comienzo a sudar,
Me gusta mucho disfrutar de actos culturales, asistir a
exposiciones, conferencias, convenciones y precisamente el
sábado fui invitado como observador del I Encuentro
Empresarial, organizado por la Asociación de Mujeres
Empresarias de Ceuta y que se desarrolló en una de las salas
del Hotel Ulises, hotel de gratos recuerdos para mí y donde
pernoctaba en mis casi anuales vacaciones de Semana Santa en
la ciudad, hasta que comenzaron a reformarlo. Entonces
cambié de hotel.
Resultó interesante el análisis que realizó la vice-decana
del Colegio de Abogados, Milagrosa Fernández, sobre la “Ley
de Igualdad Efectiva de mujeres y hombres” en la conferencia
inaugural aunque, para mi opinión personal, creo que con la
simple presencia de una asociación de mujeres empresarias ya
no tiene razón, casi, de ser esa Ley. Así, según mi parecer,
existe la desigualdad simplemente por ello. ¿Las mujeres
empresarias no se pueden integrar en una Asociación común en
la que todos, hombres y mujeres, tengan igualdad de
derechos, deberes y condiciones? Visto desde mi cristal
particular, suena como a Sección Femenina.
En mi corta experiencia sobre leyes que impulsan mejoras
para la ciudadanía, bastante luché a favor del
reconocimiento de la igualdad, en otro contexto ciudadano,
para que los minusválidos tuvieran una ley con la que
disponer de idénticas oportunidades en todos los ámbitos de
la vida. ¿De qué me sirvió?, absolutamente de nada por
cuanto el 90% de quienes deben cumplir esa Ley se la colocan
en el sobaco y mirando a otra parte contestan “…mañana
será”. Eternamente. Los organismos oficiales a la cabeza de
ese incumplimiento.
Realmente nuestro país tiene aún connotaciones del pasado
moruno y lograr ciertamente una igualdad efectiva es tarea
ardua, mayormente para el colectivo femenino, al que le
resulta muy difícil hacer tabla rasa con la desaparición de
las distinciones entre mujeres y hombres. Abro un
paréntesis: la colocación de cada género en primer y segundo
lugar no me parece correcta porque normalmente el orden debe
venir conforme el abecedario y sabemos que la h viene
delante de la m., no es discriminación, es lógica. Cierro el
paréntesis. ¿No sería correcto dejar de mencionar el género
y definir simplemente como persona? Así la igualdad sería
realmente efectiva. Tal vez “Asociación de Personas
Empresarias” signifique eso: tabla rasa. Lo malo es que no
cuaja, animales empresarios no existen. A pesar de que el
ser humano lo sea. Racional ¿no?
Dejando de lado el entorno de elucubraciones mentales,
vuelvo al entorno social de este Encuentro no como cronista
del mismo, para eso están mis compañeros, profesionales, que
cubren el evento: desde el magnífico fotógrafo Nicols que
parece tener el don de la ubicuidad -me lo encuentro en
todas partes- hasta la simpática y agradable Sheyla que, con
su prosa, da cumplida cuenta del acto.
Después de la clausura del Encuentro Empresarial y durante
el aperitivo, tuve la oportunidad de charlar con gente
interesante, atenta y exquisita. Mención aparte merece Sony
Vashdeu, persona de extraordinario talante y muy atenta a
todo. Sabe moverse como una bailarina de Vishnu.
Hablé, largo y tendido, con Guillermo Martínez, consejero de
Economía y con Celinia de Miguel, vice-consejera de Calidad
Ambiental, sobre el problema de una asociación a la que la
Ciudad le ha endosado un local imposible de describir, local
con ratas incluidas. Han prometido echar una mano al asunto,
yo también. El trato de ambos es realmente exquisito.
|