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OPINIÓN - LUNES, 3 DE DICIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / VERBA SEQUENTUR

España se ha tragado el orgullo ante Chávez
 


Miguel Massanet Bosh
miguelmassanet@elpueblodeceuta.com

 

Es evidente el interés del Gobierno en echar tierra sobre el contencioso con la Venezuela de Hugo Chávez. Estamos en periodo preelectoral y nada les molestaría más que se les recordara el fracaso de la Cumbre Americana. No obstante, hemos observado con detenimiento el comportamiento de Colombia y de su presidente, el señor Álvaro Uribe, ante la traición del presidente venezolano Hugo Chávez quien, bajo excusa de mediar entre el gobierno colombiano y las FARC, ha intentado sembrar cizaña entre el Gobierno legal y aquellas para intentar extender sus tentáculos revolucionarios a uno más de los países que pretende arrastrar al nuevo paraíso rojo que se ha inventado.

A diferencia de la actitud de nuestro Gobierno, el presidente Uribe, no se ha cortado ni se ha amedrentado un ápice ante las amenazas y los insultos del venezolano y le ha contestando con la misma moneda, acusándolo de querer sembrar la discordia en Colombia y de haber actuado deslealmente con el gobierno que confió en su gestión para alcanzar un acuerdo con los guerrilleros de las FARC. Enérgico y contundente el presidente Colombiano, claro como el agua y valiente. Nos resulta tristemente vergonzante la comparación con nuestro Ejecutivo, encabezado por el señor ZP, que ha optado por encogerse sobre sí mismo, como un caracol cuando se mete en el caparazón, para evitar el ataque de un enemigo. Es difícil encontrar la más mínima similitud entre esta cobardía, todo lo diplomática y conciliadora que se quiera, y la actitud de nuestra Nación ante retos mucho mayores, frente a los cuales siempre se había caracterizado por su gallardía y patriotismo. Es evidente que la sangre que corre por nuestras venas ya no es la de aquellos gentilhombres, que nos precedieron en el tiempo, dispuestos a morir antes que dejarse humillar. Lo cierto es que, visto lo visto, me atrevo a dudar de que, el comportamiento de ZP y Moratinos, sirva para algo más que para dejarnos en ridículo ante el resto de naciones, sembrar la desconfianza hacia nosotros de la UE y servir de pitorreo en los EEUU que nos podrían recordar, con toda la razón, que no hemos sabido escoger las amistades que mejor nos hubieran convenido.

Aparte de dejar al Rey, impulsivo, pero efectivo y oportuno en su enfrentamiento con Hugo Chávez, abandonado al mayor aislamiento institucional, como si se apartaran de él para conseguir establecer una separación entre la conducta del Jefe del Estado y la del Gobierno socialista, que les permitiera excusarse con el Gorila venezolano, atribuyendo a S.M. toda la responsabilidad del hecho y pidiéndole perdón por la “imprudencia” cometida por el Rey.

La actitud meliflua de Moratinos, su pasividad intencionada y sus intentos solapados de procurar apaciguar al provocador Chávez; no han hecho otra cosa que enfriar los ánimos enardecidos de los españoles a favor del Rey, desautorizarlo y degradarlo ante el mundo y la ciudadanía.¡Estos son, señores, quienes nos gobiernan y los que no han dudado un instante, cuando se ha tratado de negociar con ETA y con los nacionalistas catalanes, dispuestos a entregarles nuestra nación, a pedazos!

Las empresas que decidieron invertir en las repúblicas falsamente “democráticas” del continente americano, van a tener que transigir con las imposiciones draconianas de este nuevo liberador, si quieren tener posibilidades de permanecer en el país y aceptar aquel régimen, tipo soviético, del mismo modelo del que fracasó en toda la Europa del este y que sigue fracasando en todos los países de la tierra que lo “disfrutan”.

No puedo decir que tenga la misma preocupación que aparentan tener los socialistas por ellas. La actuación de la Confebask y del Fomento del Trabajo de Barcelona, su tibieza ante el terrorismo; su servilidad ante los gobiernos de izquierdas y su egoísmo especulativo, las acreditan como capaces de defenderse por sí mismas.

Pero resulta intolerable no se haya llamado a nuestro embajador a consultas, aunque sólo fuera para salvar la cara ante el resto de países de la UE que nos miran de reojo. ¡No nos queda vergüenza!
 

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