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sociedad - LUNES, 3 DE DICIEMBRE DE 2007


muelle de poniente ep.

MENA
 

En el limbo de la legalidad

Los menores extranjeros que llegan, sin
compañía, a tierras ceutíes se encuentran
a la espera de que el Estado decida qué
hacer con ellos. Mientras sus expedientes continúan sin ser tramitados
 

CEUTA
Alicia Urbano

local
@elpueblodeceuta.com

Qué hacer cuando sabes que en tu país no puedes aspirar a una vida? Olvidándonos ya del calificativo ‘digna’. ¿Qué pensar si, directamente, no existe futuro? ¿Cuál es el camino a seguir cuando tu historia, antes de comenzar, ya se ha dado por finalizada? Quizá algunos de estos pensamientos guíen el rumbo de los menores extranjeros que llegan, sin compañía, a tierras españolas. Quizá no.

A los que el Gobierno califica como MENA, probablemente ellos ni siquiera sepan el significado de tal denominación, tan sólo ansían contemplar un atisbo de luz en la oscura incertidumbre de sus existencias.

Para el Gobierno, tanto autónomo como nacional, y la sociedad en general, la situación es muy diferente. Protocolos, negociaciones y convenios intentar conformar el futuro de estos menores en una doble vertiente: Permanecer en España o ser repatriados a sus países. El proceso es lento y largo.

Cuando uno de estos jóvenes pone pie en territorio español corre el riesgo de ser descubierto por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Es en este momento cuando se pone en conocimiento del Ministerio Fiscal y, a falta de documentos que lo verifiquen, le realizan una prueba médica ósea para establecer los años que tiene y se le incluye en el Registro de Menores Extranjeros no Acompañado, al determinar su minoría de edad, según los procedimientos que recoge el Observatorio de la Infancia del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (MTAS).

Posteriormente, se comunican los hechos a la Entidad Pública de Protección de Menores con el objetivo de preasignarle un Centro de ingreso y prestarle la atención inmediata que necesite, declarándolo en situación de desamparo y pasando a estar tutelado por el gobierno de la comunidad autónoma. Sin embargo, si el joven tuviera 18 años o más se aplica la Ley de Extranjería.

Hasta llegar a este punto podrían haber pasado meses. Lo “legal” es que la Oficina Consular del país del que presumiblemente procede intente localizar a sus familiares o, en su defecto, los Servicios de Protección de Menores de su país de origen que se hicieran cargo de él. Sin embargo, si no existe representación diplomática, la gestión de determinación de estos servicios se canalizarán a través del MTAS. Este punto ha sido el protagonista de grandes polémicas en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, al carecer de consulados marroquíes.

En caso de que los jóvenes hayan podido ser identificados y sus familias localizadas, o en su defecto lo Servicios de Protección de Menores de su país de origen, se comunica a la Administración General del Estado, autoridad competente en materia de extranjería. El objetivo final es que, después de haber escuchado al joven y previo informe, se proceda a la repatriación del menor si procede. En caso contrario habrá de decidir su permanencia en España.

Los centros de acogida, donde pasa a residir, tienen la obligación de velar por él, atenderlo y facilitar que aprenda el idioma de acogida y que pueda formarse en un oficio o estudiar para que, al cumplir los 18 años y abandone las instalaciones, esté encaminado para encontrar un trabajo y poder vivir por su cuenta.

Cuando las repatriaciones no se llevan a cabo y ya han transcurrido nueve meses, desde que el joven fue puesto a disposición de los Servicios de Protección, se procederá a otorgarle la autorización de residencia. Sin embargo, no siempre es así. En Ceuta aún no se ha efectuado ninguna repatriación, con su consiguiente expediente, según ha indicado en reiteradas ocasiones el director general del Área de Menores, Juan Hernández. Las autorizaciones de residencia tampoco son una máxima la ciudad autónoma, ya que los jóvenes abandonan los centros antes de cumplir los plazos o de alcanzar la mayoría de edad.

La nacionalidad marroquí es predominante en los MENA, para ello España y Marruecos y han adoptado un acuerdo de cooperación en el ámbito de la prevención de emigración ilegal de estos jóvenes, su protección y retorno concertado.

Ante esta situación los menores se encuentran en un limbo de legalidad y la Ciudad se siente atada de manos ante esta gran asignatura pendiente de la Administración General.
 


El Estado mantiene “silencio administrativo”
sobre estos expedientes de devolución

En la actualidad, Ceuta acoge alrededor de 70 menores y la Ciudad se encuentra a la espera de que la Delegación del Gobierno solicite sus expedientes de devolución para iniciar su tramitación. En la última reunión mantenida este mes por el grupo de trabajo de directores generales de Menores se trató el histórico tema de los expedientes de reforma para la repatriación de los MENA. En lo referente a Ceuta, Hernández indicó que “no se puede hablar de expedientes ni de devoluciones, por lo que no podemos hacer nada”. Fuentes vinculadas a la tramitación de estos expedientes han reconocido que en Ceuta no existe “ninguno” que haya cumplido todos los trámites burocráticos debido al “silencio administrativo” con el que se tratan desde Estado.
 

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