Lunes. 26
Los directivos de la Asociación Deportiva Ceuta decidieron
vender a bajo precio unas localidades a una empresa sin
consultar con otras. Por si acaso podía interesarles el
ofrecimiento. Cometieron, pues, un delito discriminatorio
con dinero público. Ya que el equipo está subvencionado por
el Gobierno de la Ciudad. Lo cual se criticó en este
periódico desde distintos frentes. Una acción tan absurda
como contraproducente fue la comidilla de la gente y hubo
comentarios para todos los gustos. Mientras tanto, y dado
que el autor de tan funesta idea goza fama de tener mal
bajío, se abrieron los cielos. Y entre relámpagos, truenos y
vientos veloces, el partido entre la ADC y el Algeciras hubo
de ser suspendido. Jugado el encuentro el lunes, en vista
del mal tiempo reinante el domingo –y no por causas
meteorológicas-, el gafe siguió persiguiendo al equipo local
a modo de mal juego. Y todo ante un visitante que está
hundido en la miseria deportiva y económica. Está comprobado
que cualquier mala acción, cometida por culpa de esa pasión
maligna, llamada envidia, se convierte a veces, muchas
veces, en efecto bumerán. Cuidado, pues, a partir de ahora
con las ideas o proyectos que presente en el club su
contable: Armando Fernández. Cuyo mal bajío es de primera
división.
Martes. 27
Mohamed Alí tiene una buena oportunidad de hacerse notar
entre sus electores. Y para bien. Pero antes debe ponerse a
favor de los presupuestos de la Ciudad para 2008. Para que
el Gobierno acceda a concederle sus peticiones. Las
peticiones del jefe de la oposición son tan loables como
necesarias. Que el Gobierno haga frente al “altísimo”
porcentaje de la población ceutí que vive por debajo del
umbral de la pobreza mediante la articulación de alguna
fórmula de “salario social”; que impulse la gratuidad de los
libros de texto “para tratar de contrarrestar el fracaso
escolar en nuestra ciudad”. Y que ratificase una inversión
“real” para la urbanización del Príncipe. Así se lo ha
declarado a Gonzalo Testa. De obtener el compromiso firme
por parte del Gobierno, Mohamed Alí podría muy bien sacar
pecho ante quienes votaron a su partido y esperan
ansiosamente que su gestión redunde en algo más que promesas
y fiscalizaciones del grupo gobernante. Sé que, en
ocasiones, Mohamed Alí disiente de mis opiniones cuando digo
que él necesita, cuanto antes, conseguir que le cuajen
algunas concesiones materiales por parte de quienes tienen
el poder y, por tanto, las posibilidades de hacerlas
realidad. Mas como estoy refiriéndome a una persona muy
preparada, que además piensa bien, no tengo la menor duda de
que comprende perfectamente de qué le estoy hablando. En
política, hacer oposición desgasta mucho; más que gobernar.
Por consiguiente, antes de que el desgaste se haga
insoportable, es preferible echar mano del bien discurrir
para salir airoso del envite.
Miércoles. 28
A Francisco Antonio González parece que España y Ceuta le
duelen más que a nadie. Está obsesionado con representar su
papel de patriota destacado y aprovecha cualquier nimiedad
para dar un paso al frente y exhibir todos los tiques del
nacionalismo más rancio. Cuando alguien no sabe qué pensar
en política, empieza a pensar en esencias, identidades,
sentimientos... Lo ha dicho Fernando Savater. El cual no es
sospechoso de nada. El diputado está convencido de que su
misión consiste en salvarnos de las garras del socialismo.
Un partido que anda empeñado, según sus declaraciones, en
utilizar todas sus fuerzas para empequeñecer y ningunear
esta tierra. Como si el actual Gobierno de España no tuviera
nada más que hacer que vivir pendiente de cómo desairar a
Ceuta por sistema. ¡Ya está bien, coño!... Que en menos de
dos años han pasado por aquí José Luis Rodríguez Zapatero y
los Reyes. Creo que las denuncias constantes del diputado
del Partido Popular acabarán causando hastío incluso entre
los suyos. Porque, como alguien me decía no ha mucho, se le
nota demasiado su deseo de figurar todas las semanas como el
político más destacado del panorama nacional. Lleva, pues,
razón Jenaro García-Arreciado cuando se pregunta, más o
menos, si en el Gobierno de Ceuta no existe alguien con
sentido común para que le diga al parlamentario que deje de
darle a la mui con tanta insistencia. Puesto que sus
filípicas suelen ser plúmbeas e insoportables. Y, sobre
todo, contraproducentes para sacarle réditos a las buenas
maneras del presidente Vivas a la hora de negociar con el
ministro de turno.
Jueves. 29
Me desayuno con un titular de Manuel Montero en este
periódico: La directiva de la Asociación Deportiva Ceuta
destituirá a Diego Quintero si el equipo no gana en Jaén. Es
verdad que el equipo comenzó muy bien y ese hecho hizo
concebir ilusiones a directivos, aficionados y, por
supuesto, a las autoridades. Las que nunca antes dieron
tantas muestras de sentirse tan a gusto en el palco
presidencial. Ni siquiera cuando tenían la posibilidad de
disfrutar de partidos correspondientes al ascenso de
categoría: todo un acontecimiento. A lo que iba, que si bien
la ADC lleva seis partidos actuando en tono menor, no es
menos cierto que está a dos puntos de situarse en los
puestos que tienen premio. Pero me da a mi en las
pituitarias que el malestar de los directivos con Diego
Quintero es debido a que alguien les está calentando la
sesera para salvarse ese alguien de los errores que haya
podido cometer en la confección del equipo. Ese alguien, por
qué ocultarlo, es el director técnico. Se llama José Enrique
Díaz y trata por todos los medios de crucificar al
entrenador que él recomendó sin mucha fe. Del director
técnico, al margen de sus conocimientos futbolísticos, se
sabe que cuenta con una experiencia dilatada en pisar
despachos y convencer de sus ideas a los que deciden desde
ese habitáculo. El viernes último, le recomendé desde “El
oasis” que hiciera el favor de ayudar al compañero y que no
fuera paño de lágrimas de los jugadores enemistados con el
entrenador. Y, por encima de todo, que no les cuente a los
directivos el cuento del alfajor. Ojalá que el equipo gane
hoy en el Estadio de la Victoria.
Viernes. 30
Mustafa Mizzian, tras quedarse sin representación
parlamentaria en el Gobierno, cayó en una especie de
depresión. Al dirigente del PDSC le pudieron algunos
achaques y comenzó a sentirse triste y a oírse en demasía.
Que si mareos, que si hoy más que mareos lo que tengo es
vértigo... Todo ello suele suceder, según dicen los
entendidos en la materia, cuando alguien ha disfrutado de un
cargo que le ha permitido mostrarse muy activo y, de pronto,
se queda sin él. Mas no hace mucho le dieron una buena
noticia: sería nombrado asesor de algo en una barriada. Y
Mizzian respiró fuerte, miró hacia arriba, dio las gracias
debidas y empezó a sentirse mejor de cuantos alifafes lo
estaban acosando. Pero el nombramiento del cargo se fue
retrasando y nuestro hombre principió a cavilar nuevamente.
Y las dudas volvieron a agobiarlo. Ahora, cuando se ha
percatado de que la jugada entre Francisco Márquez,
consejero de Hacienda, y Mohamed Alí, líder de la UDCE-IU,
puede cuajar, ha comprendido perfectamente que su
nombramiento, como jefe de no sé qué en una barriada,
peligra. Y estará, sin duda, hecho un basilisco. Y es que MM,
que no tiene un pelo de tonto, se habrá dado cuenta de que
Mohamed Alí ha cambiado el discurso a fin de no ir perdiendo
votantes a chorros. Lejos quedan los días en que tachaba a
Juan Vivas de diabólico y a los populares de ser enemigos
acérrimos de los pobres. Ahora toca reírse, pactar y
aprovechar los beneficios de los pactos. Y a él, a Mustafa
Mizzian, esperar sentado a que Juan Vivas decida acordarse
de lo que le prometió: un puesto de no sé qué..., en una
barriada.
Sábado. 1
Me van a disculpar mi redoble de tambor en lo tocante a
cuanto hemos conocido esta semana en relación con la más que
posible destitución del entrenador de la Asociación
Deportiva Ceuta, Diego Quintero, si el equipo no consigue la
victoria en Jaén. Repito que disculpen mi insistencia en
hablar de fútbol y de este caso. Y lo hago porque creo que
la directiva, presidida por Felipe Escane, debe hilar muy
fino antes de precipitarse en destituir al técnico si el
Ceuta no obtiene un triunfo en el campo de la Victoria. Les
cuento: si a Quintero se la da la boleta, lo lógico es que
le ofrezcan sentarse en el banquillo a José Enrique Díaz, el
actual director técnico. Y que éste responda que no. Que no
entra en sus cálculos asumir esa responsabilidad. Así, a la
directiva, tan propensa a reducir gastos (!), se le plantea
un problema: debe buscar un entrenador y pagar varios
millones por él. Con lo cual la deuda se incrementará hasta
límites insospechados. Y no está la situación en el Gobierno
de la Ciudad para asumir nuevos gastos. ¿Qué hacer en un
caso así?... Pues rogarle a José Enrique Díaz, quien sabe
más que el que más sepa en Lepe, para que les haga el favor
de dirigir al equipo desde el banquillo. Y el hombre, en un
acto de verdadero desprendimiento, dirá, al fin, que sí.
Pero a cambio, faltaría más, tendrán que hacerle un favor:
ampliarle un año más su contrato. Toda una jugada de
veterano experto en manejar cartas marcadas.
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