Tras hacer unos trámites en la “cueva de Hermes” que es como
llamo yo a Hacienda porque no hay dos sin tres que devore
cuanto suene a dinero, y aguantar estoico el lío de la plaza
de la Constitución, ocasionado por un camión grúa que anda
mangando su largo brazo por lo alto del edificio Trujillo,
retorno a la redacción para proseguir mi trabajo.
Ahora resulta que el enemigo lo tenemos en casa. Sí señores,
aquél senador o parlamentario marroquí residente en Melilla
de apellido repetido, Yahya Yahya, y que se puso hecho un
basilisco cuando la visita de los Reyes, está mandando
llamar a todos los marroquíes residentes en las “ciudades
ocupadas” para que se suman a la manifestación que convoca
para la «lucha por la liberación de todos los territorios
ocupados por la colonialista España».
El senador o parlamentario marroquí convoca una marcha a
Perejil, tal vez evocando la “Marcha Verde” del Sahara y en
un auténtico alarde de locura colectiva interesada.
Resultando como es el presidente de un engendro político sin
pies ni cabeza como es esa Comisión de la “Enemistad”
Hispano-Marroquí, resulta que es un auténtico bicho para la
misma y el personaje menos indicado.
Como el acto que ha convocado es una invasión en regla de un
territorio español, el Ejército tiene que actuar tal como
manda la Constitución española o bien aplicar la Ley contra
el Terrorismo al ser la invasión un acto de terrorismo
pasivo. Si dejamos pasar ese grave asunto como si fuera una
anécdota más de los “amigos” moros… tengamos preparadas las
maletas por si les dan con tomar Ceuta y Melilla de la misma
forma.
La Teoría de la Liberación de las “ciudades ocupadas” de
Ceuta y Melilla no es más que la puesta en práctica de una
ambición para enriquecimiento personal de cierta camarilla
política marroquí, con algunas conveniencias internas en
ambas ciudades, dada la riqueza de las mismas en el aspecto
arquitectónico y logístico.
El islote del Perejil no tiene mucha importancia turística
pero resulta ser un punto ideal para los contrabandistas de
toda calaña y un trampolín que les dispara hacia Europa a
través de la península. Por ello no está de más que resulte
de interés para el país su conservación y defensa. Como
sugerencia, diría a las autoridades europeas que monten un
puesto de vigilancia en el islote para control de ”marchas”
en pateras, cayucos, botes neumáticos, etc. Por ende es
obligatorio que disponga de un límite de aguas
jurisdiccionales correspondientes a costas españolas, para
eso están las leyes.
Ya sabemos que España es un país occidental con los brazos
abiertos para acoger a cuanto inmigrante se cuela en el
mismo, mala cosa ¿no?, pero ya es exagerado permitir la
residencia a elementos provocadores de situaciones
peligrosas para la paz y la integridad territorial por muy
importantes, políticamente, que sean en sus países de
origen. Esa clase de gente que atenta contra el territorio
español, contra su integridad, es mil veces peor que los que
intentan la autodeterminación de algunas comunidades
autónomas. ¿Es que existen vacíos legales para esa clase de
provocadores? ¿Por qué la prensa nacional y, lo que es peor,
local no le dan tanta importancia a estos hechos por
insignificantes que sean? Este pasotismo, a la larga,
producirá efectos demoledores en las esperanzas de la gente.
Al tiempo.
Por otro lado, si nuestras autoridades hablan tanto de la
españolidad de las dos ciudades… ¿cómo es que no ejercen
control alguno sobre esa lenta invasión de los vecinos
marroquíes? No se puede negar, ni salir por la tangente, de
que es un echo real la ”marcha de la tortuga” emprendida por
las autoridades marroquíes para ir ocupando casa por casa
las dos ciudades. La hipocresía, por parte de los moros,
juega un papel primordial en las relaciones con los ceutíes
españoles no musulmanes.
No os olvidéis, lo llevo advirtiendo desde hace años, que
para los musulmanes la palabra del imán está por encima de
todos los demás intereses y como en Marruecos el jefe
espiritual de los musulmanes es Mohamed VI, y éste considera
Ceuta y Melilla como territorio marroquí,… ya veremos a
quién acatará todos los musulmanes, ceutíes o no. No soy
agorero, soy realista.
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