Creo que debemos comenzar a
preocuparnos por nuestras ciudades de Ceuta y Melilla. Si
nos alegramos de la visita de los Reyes a ambas localidades
españolas situadas en el norte de África, que no en
Marruecos, como algunos parece que se empeñan en ubicar;
algunas de las manifestaciones que se han vertido por parte
de algunos destacados socialistas, nos está empezando a
escamar.
En efecto, la visita de los reyes de España fue una clara
reafirmación de la españolidad de ambas ciudades y así lo
entendieron, sin duda, todos los habitantes que salieron
masivamente a recibir y dar la bienvenida a sus majestades.
Sin embargo, no sé por qué, en toda la actuación del señor
Zapatero e incluso en los alardes del rey Mohamed VI y de
todo su gobierno, con la retirada del embajador de Madrid;
he empezado a percibir un cierto tufillo a componenda o, si
no a componenda, a una cierta complicidad entre ambas
naciones. Si por algo me caracterizo es por buscarle los
tres pies al gato, aunque sea patente que el felino dispone
de cuatro. Que Zapatero, permitiera, aconsejara o admitiera
que los reyes de desplazaran a nuestras plazas africanas,
puede tener varias lecturas. Una de ellas es que cometiera
una pifia y, sabiendo que el Mohamed se iba a enfadar,
mantuviera el proyecto quizá con el fin de darle en los
morros al moro. No entra dentro de la astucia y evidente
complejidad del pensamiento, de nuestro Presidente, una
acción semejante ni compaginaría tampoco con su empeño por
aparecer ante la ciudadanía como el paladín de la paz (vean,
si no, sus empeños para conseguir que la ETA admitiera
entrar en el ámbito político, para lo cual estaba dispuesto
a todo, incluso a saltarse a la torera a las víctimas del
terrorismo y la propia integridad de la Nación). Por otra
parte, sólo hace unos meses el señor Moratinos representó,
ante el monarca alauita, una de las escenas del más
repugnante servilismo, cuando se prestó a suscribir el
proyecto marroquí de anexionarse el Sahara del Frente
Polisario; apoyándolo y aplaudiendo tal traición a la
población autóctona del antiguo protectorado español.
No obstante, a tiro pasado, sin restarle un ápice de
importancia al viaje real, resulta que, ante la retirada del
embajador de Marruecos en España, se opta por mirar hacia
otro lado como si la cuestión no nos afectara en absoluto.
Luego viene una rectificación, poco menos que
incomprensible, de Mohamed, tendiendo la mano al Gobierno
español para recomponer el desaguisado, pero, y aquí está la
clave de la cuestión, insistiendo en la necesidad de que se
abran nuevas conversaciones para tratar de las dos ciudades
y de su futuro como ciudades españolas. El señor Moratinos
permanece mudo, con su habitual cara de despistado,
seguramente pensando en aquello de quien calla otorga. Pero
es que, por si fuera poco, resulta que el inefable señor
Pepiño Blanco, en una de sus “brillantes” apariciones en
público, el pasado 6 de noviembre, sin duda por un lapsus de
su subconsciente, habló de “la primera visita de los Reyes
de España a…Marruecos” pero es que luego, el insigne Pepito
Grillo del PSOE, quiso arreglar el estropicio y, aturdido,
larga:”Es notorio que los Reyes de España han viajado a
Marruecos en numerosas ocasiones”. Esto le pasa a ZP por
emplear estudiantes de derecho para actúar de portavoces de
su partido.
No obstante, nuestro ministros de Asuntos Exteriores,
después de intentar a toda costa que el señor Chávez de
Venezuela se avenga a hacer un comunicado conjunto donde el
feroz dictador temple gaitas, sin conseguirlo –antes bien,
incluso da el efecto de que aquel risible sujeto, el que
tiene acogotados a los pobres venezolanos con represalias de
las fuerzas de seguridad, sin posibilidades de la Oposición
de hacerse escuchar porque los ha privado de los medios de
comunicación –; pues, este individuo, parece que cada vez se
va creciendo más en su escalada de insultos al Rey, al
percatarse de que ni ZP ni Moratinos ni el pueblo español
reaccionan ante sus obscenas, irresponsables y burdas
patochadas que, si no fuera porque atentan contra la
dignidad de nuestro Rey y de toda la nación española, sólo
se podrían tomar como las idioteces de un loco de atar. Por
ello, ante una pregunta de un diputado del PP sobre el viaje
de SS.MM respondió, visiblemente nervioso: “¿Cuándo Sus
Majestades los Reyes han ido a Marruecos, a Ceuta y
Melilla?” Parece que son muchas equivocaciones, demasiados
lapsus y en distintos foros, para que no tengamos motivos de
alarma. Incluso en el colmo de los despistes del PSOE, la
señora Victoria Labora, directora de informativos de CNN+,
llegó a atribuirnos a los españoles ser los “que habíamos
invadido la isla de perejil”. ¿Incompetencia,
desinformación, lapsus voluntarios para preparar a la
ciudadanía para una supuesta entrega de Ceuta y Melilla a
Marruecos? Por si fuera poco, en el último video del PSOE
titulado “España 2004– 2008”, se han borrado del mapa de
España, incluyéndolas en el reino marroquí, a Ceuta y
Melilla y, las Canarias, ni siquiera aparecen en él. Un
error detrás de otro y una pregunta en el aire: ¿Qué tiene
en la mente, el señor Rodríguez Zapatero, respecto a
nuestras ciudades en África? ¿Estaría dispuesto a cedérselas
a Mohamed VI, a cambio de una paz asegurada en la frontera
sur? O, ¿también forma parte del plan de desmembración de
España en comunidades federales o independientes, y piensa
dejarlas al albur, indefensas ante Marruecos? Mientras
tanto, cada vez hay más marroquíes en la península, una
preocupante avanzadilla del islám que, curiosamente,
mantienen intactas sus costumbres y se agrupan entre sí
formando una casta aparte, integrados en la llamada CIE. Una
de sus ramas, la Ucide, celebró la pasada semana un
encuentro al que asistieron 300 imanes y una multitud de
representantes de las distintas comunidades. Parece ser que
el Gobierno empieza a estar preocupado porque ha sido
elegido un ceutí, Hamed Alí, al frente de una de las
federaciones, la FEERI; sujeto de conocidas tesis
promarroquíes. ¿Cuándo despertaremos y afrontaremos una
realidad cierta e inquietante? Quizá cuado lo hagamos ya
será tarde.
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